Tocar música en la calle sin tener el permiso correspondiente, o bien haciendo más ruido de lo establecido por ley acaba con multas de 190 euros y el instrumento, decomisado por la Policía. Cada semana, Barcelona sanciona a tres músicos callejeros, que deben pagar para recuperar su instrumento. Por primera vez, 168 de estos artilugios que no han reclamado sus propietarios se donarán a escuelas de música.
En 2010, la Guàrdia Urbana denunció a 159 personas por tocar en la calle y decomisó el mismo número de instrumentos. En lo que llevamos de año, se ha sancionado a 55.
Se trata, en su mayoría, de guitarras y bongos que se estaban tocando en la calle o el metro infringiendo las normas de civismo. La Guàrdia Urbana sanciona a los músicos y decomisa sus instrumentos, que no pueden ser recuperados hasta que pasan dos meses y se pagan los 190 euros de multa.
Buena parte son reclamados por sus propietarios, pero el almacén municipal ha acumulado 268 instrumentos, un centenar de los cuales fueron destruidos por inservibles y 168 serán cedidos al ICUB para que los distribuya, sobre todo, en escuelas de música. Entre ellos, hay 70 guitarras, 41 bongos, 22 amplificadores e, incluso, seis violines y dos trompetas.
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