La defensa aduce que el indigente tenía "una sola herida" para demostrar que el acusado no quería matarle

La Fiscalía y la acusación particular rechazan las atenuantes de legítima defensa y consumo de alcohol que pide el abogado defensor
Juicio Con Jurado Popular En La Sección Primera De La Audiencia
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EUROPA PRESS
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La defensa del acusado de apuñalar a un indigente en el polígono de Candina en noviembre de 2009, subrayó este martes que A.R. no tenía intención de matar a G.F., sino que únicamente le movió el ánimo de herirle y eso produjo "un fatal resultado no previsto ni deseado". Para defender esta tesis, el letrado destacó el hecho de que la víctima, presentaba "una sola herida", y "quien tiene intención de matar propina más de una puñalada", dijo.

Además, consideró "desafortunada" la instrucción del caso y opinó que se ha producido una "irregularidad" con la declaración de dos testigos que también vivían en el polígono de Candina, y que declararon de forma conjunta ante la Policía Local en compañía de un tercer indigente que actuó como traductor y que, sin embargo, en su declaración en el juicio ha precisado de intérprete. Esos dos testigos, que inicialmente declararon haber presenciado los hechos, no han comparecido en el juicio porque "ha sido imposible citarles", tal y como señaló la jueza.

Sin embargo, la defensa cree que no han asistido al juicio "probablemente porque faltaron a la verdad". De hecho, uno de ellos declaró después en el juzgado que "no había visto nada" y el otro que escuchó cómo el acusado y la víctima se insultaban en polaco cuando inicialmente señalaron que estaban hablando en español y no les entendían.

En la sesión de este martes testificaron tres de las personas que participaban en la grabación del vídeoclip de hip hop en el momento en que se producían los hechos, el indigente que actuó como traductor en la declaración conjunta ante la Policía Local de los dos testigos que no han acudido al juicio, y los peritos, que confirmaron que las lesiones del acusado y la víctima eran compatibles con la versión de A.R.

En su alegato final, el acusado, nacido en Ucrania aunque de nacionalidad lituana, afirmó con la ayuda de una intérprete que en los dos años que lleva esperando el juicio "no ha dormido por la noche pensando en lo que ha pasado, porque no quería matar a esta persona". Aseguró que "no lo hizo a propósito" y se preguntó en voz alta cómo iba a estar en su ánimo matar a una persona "con la policía a 50 metros y tanta gente grabando un vídeo" a pocos metros.

Reiteró también que tenía buena relación con la víctima y pidió perdón a su familia, a la que "siempre va a ayudar si tiene oportunidad de trabajar", dijo el acusado, que en el momento de los hechos llevaba varios meses durmiendo en un coche en el Polígono de Candida, a pocos metros de donde dormían la víctima y otros indigentes. También recalcó que el vídeo, que el fiscal definió como la prueba "estrella" del juicio, no se ha podido identificar a nadie.

Homicidio imprudente

En la segunda sesión del juicio con jurado popular que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, el abogado defensor, que en sus calificaciones previas pedía la libre absolución del acusado, cambió de postura y reconoció un delito de lesiones con agravante o un delito de homicidio imprudente, planteando como atenuantes la intoxicación por consumo de bebidas alcohólicas y la legítima defensa, lo que rebajaría en varios grados la condena por homicidio, que se sitúa entre 10 y 15 años.

En concreto, la defensa pide 10 meses y 15 días de prisión o un año y nueves meses, y una indemnización de 10.000 a la madre de la víctima, que ejerce la acusación particular. Tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular rechazaron las tesis de la defensa y mantuvieron sus posturas iniciales. La Fiscalía pide 12 años de prisión por un delito de homicidio y 100.000 euros de indemnización, mientras que la acusación particular sostiene que se trata de un asesinato (homicidio con alevosía) y pide 17 años y seis meses de cárcel y 90.000 euros de indemnización.

El fiscal confesó que dudaba entre homicidio y asesinato porque no ha quedado suficientemente probado que el ataque del acusado a la víctima fuera o no inesperado. En todo caso, sostiene que "en modo alguno puede aceptarse" que la muerte del indigente polaco responda a "un episodio imprudente o a la mala suerte", y descarta que el ánimo del acusado fuera causar una simple lesión", máxime teniendo en cuenta que el cuchillo penetró 13 centímetros en el cuerpo del fallecido.

El fiscal cree que la intención del acusado era "causar un daño físico trascendente". Lo que no está demostrado, a su juicio, es que existiera alevosía, ya que si bien los informes de Valdecilla y los del médico forense confirman que hubo una agresión mutua entre el acusado y la víctima, no ha quedado claro cuándo se produjo la disputa y la alevosía implica un ataque "inesperado y sorpresivo".

Legitima defensa

Tampoco se ha acreditado, a su entender, que la cuchillada se produjera como reacción a los golpes, por lo que descarta la tesis de la legítima defensa. Además, tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular critican la conducta posterior del acusado, que en lugar de intentar auxiliar a la víctima "al ver la desproporción de sus actos", intentó deshacerse del cuchillo tirándolo detrás de una verja, se metió en su coche y se cerró dentro.

También coinciden en que la conducta del acusado pudiera estar afectada por el alcohol, pero no tanto como para no ser consciente de sus actos. La acusación particular pidió al jurado que tome "con cautela" la declaración del acusado porque "ha faltado reiteradamente a la verdad", y si bien no se ha contradicho con las declaraciones realizadas en el momento de la detención y la instrucción, "lo que sí hace es ampliar y completar" estas declaraciones.

La acusación particular enumeró las contradicciones que se pusieron de manifiesto en la primera sesión del juicio, y señaló que el acusado, que no tiene antecedentes penales, "ha estado detenido en tres ocasiones, una de ellas por robo con violencia", pero lo "intenta ocultar" declarando en el juicio que "no lo recuerda".

El abogado de la acusación "sostiene que la existencia de una riña anterior no excluye la alevosía, que la discusión se produjo antes y que "cuando ya nadie esperaba un ataque es cuando le clavó el cuchillo" que llevaba escondido en la ropa. "Sabía lo que iba a hacer, atacó a la víctima por sorpresa para evitar que pudiera defenderse", destacó tras puntualizar que no hay ningún signo de defensa en el fallecido y sí un corte limpio realizado "con la fuerza suficiente" para atravesar la piel y llegar a una profundidad de 13-14 centímetros.

En el lado opuesto, la defensa asegura que la alevosía es incompatible con la riña o disputa previa, y subraya que si la intención de matar no queda perfectamente acreditada no se puede condenar al acusado de homicidio "por mínima que sea la duda". Frente a la interpretación del fiscal y la acusación particular, la defensa destacó que el acusado "no huye ni se resiste a la policía", y confiesa a los agentes que ha "pinchado" a G.F., un término que lleva implícita "una trascendencia mucho menor" que la cuchillada, puntualizó.

El abogado defensor definió al acusado, de más de 50 años y sin condena penal alguna, como una persona trabajadora y "sincera", ya que "aún cuando le hubiera podido perjudicar, reconoció que tenía discusiones con la víctima porque le pedía dinero". Añadió que tal y como se desprende del testimonio de los policías, en el momento de la detención A.R. estaba "tranquilo y no tenía sensación de haber hecho algo grave".

La defensa se confesó "sorprendida" de que el fiscal no haya rebajado la pena, y puntualizó que la atenuante por consumo de alcohol no quiere decir que el acusado estuviera completamente bebido y no supiera lo que hacía, sino que tenía sus facultades "seriamente o levemente disminuidas".

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