La edil restó importancia al tipo de anomalías encontradas y no quiso detallarlas. Se limitó a informar de que las más comunes son «pequeñas»: carecer de lavamanos, agua caliente y toallas desechables, tener un tipo de solería no apropiado o apilar los productos en el suelo.

Según Pineda, lo más importante es que de los 1.400 comercios que tenían algún problema, casi el 99% lo subsanó. Al 1,1% restante, 17 establecimientos, se le abrió un expediente o se decretó su cierre provisional.

La memoria recoge que en la hostelería y centros de tatuajes y bronceado se dan los mayores problemas. Incluso son reticentes a subsanar las deficiencias que se detectan. Por ejemplo, de los 51 establecimientos de restauración visitados, 39 tenían deficiencias. En una segunda visita, en 15 persistían las anomalías. También ocurre con los 15 negocios de bronceado inspeccionados el año pasado: en 14 se pillaron irregularidades y se corrigieron, excepto en uno, mientras que en 5 de los 8 centros de tatuaje y piercing revisados tenían anomalías.

Además de estas inspecciones aleatorias, Sanidad ha tramitado 251 denuncias: 120 de ciudadanos, 77 se iniciaron de oficio, 28 se debieron a toxiinfecciones alimentarias y 26 las derivó la Junta. Para denunciar, basta con llamar al 010.

En detalle

Carnicerías: Se encontraron problemas en 84 de las 184 visitadas.

Platos preparados: Problemas en 62 de los 75 inspeccionados (pequeños comercios y cuatro grandes superficies).

Congelados: De las 33 revisiones, 18 deficiencias.

Comedores de colegios: Se realizaron 83 visitas. En 36, se pillaron anomalías.

Intervenciones: 3.356 kg de productos alimenticios.