Dos grupos terroristas se encuentran detrás de la mayoría de los secuestros en África

Fotografía facilitada por RADS (República Árabe Democrática Saharahui) de compañeros de los cooperantes españoles Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons y de la italiana Rosella Urru, secuestrados en Argelia.
Fotografía facilitada por RADS (República Árabe Democrática Saharahui) de compañeros de los cooperantes españoles Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons y de la italiana Rosella Urru, secuestrados en Argelia.
Paula Álvarez / EFE
Fotografía facilitada por RADS (República Árabe Democrática Saharahui) de compañeros de los cooperantes españoles Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons y de la italiana Rosella Urru, secuestrados en Argelia.

El reciente secuestro de cuatro cooperantes españoles, un estadounidense y una danesa en el norte de África ha agitado conciencias en Occidente sobre el yihadismo y ha devuelto el terrorismo islamista a la agenda política internacional.

Las acciones aún no han sido reivindicadas por ninguna organización, sin embargo, los expertos coinciden en que las dos cooperantes de Médicos Sin Fronteras secuestradas el 13 de octubre en Kenia, Blanca Thiebaut y Montserrat Serra, han sido retenidas por el grupo de resistencia islámica somalí Al Shabab.

La organización terrorista internacional Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) estaría detrás del secuestro de Ainhoa Fernández y Enric Gonyales, los dos cooperantes capturados en los campamentos de refugiados saharaius de Tinduf (Argelia), según confirmó este domingo un mediador a la agencia AFP.

Estas dos organizaciones son las responsables de los secuestros de cooperantes en el continente negro. La ‘embajada’ de Al Qaeda en la zona del Sahel, Al Qaeda en el Magreb Islámico, es el núcleo duro de los grupos terroristas que operan en el norte de África.

Esta organización intenta desde la década de los noventa federar a todos los grupos locales bajo sus siglas para conseguir ambiciosos objetivos: organizar un califato islamista en los países musulmanes y, a muy largo plazo, islamizar el mundo. Al Shabab es el único grupo que conserva el nombre. Sin embargo, es franquicia de AQMI.

Vías de financiación

La principal vía de financiación de Al Qaeda en el Magreb Islámico es el tráfico ilícito. Sobre todo, el tráfico de seres humanos, drogas y armas. "Este grupo se aprovecha de todo tipo de actividades delictivas". El profesor de Relaciones Internacionales de la UNED Carlos Echeverría destaca el enriquecimiento reciente de este grupo por la entrada en África de droga de origen suramericano.

El secuestro es la segunda vía de financiación. El grupo terrorista empezó a secuestrar ciudadanos occidentales en 2003 –nueve españoles desde entonces– por una razón puramente económica, sin embargo, sus motivaciones actuales son heterogéneas. "El yihadismo considera que Occidente apoya los regímenes apóstatas de los países musulmanes; así que somos enemigos imperialistas. Los secuestros pretenden golpear psicológicamente a Europa y advertir sobre su potencial aniquilador", explica Echeverría.

Fernando Reinares, investigador de terrorismo internacional del Instituto Elcano, incluye el efecto disuasorio: "El yihadismo intenta expulsar a Occidente de su territorio. Los secuestros tienen impacto a nivel internacional. Consiguen repercusión global, dañar la economía de países turísticos –por ejemplo, Kenia– e imponer un efectivo control social".

Sin embargo, los dos expertos en este tema coinciden en que el principal daño lo infringen en sus propios países y contra sus ciudadanos. "El problema es que este terrorismo se legitima en la religión, no en la pobreza, y eso le confiere un estatus de respetabilidad entre la sociedad que no debería tener. Por ejemplo, el emir de la rama magrebí de Al Qaeda es un ‘respetable’ profesor universitario de Matemáticas", matiza Echeverría.

El fin no es sencillo ni está cerca. Echeverría reconoce que desde el 11-S se diseñaron una serie de marcos internacionales y se unificaron los criterios de lucha contra el terrorismo. Sin embargo, defiende que Occidente tiene una forma muy simple de analizar el mundo islámico: "Europa ha apoyado la primavera árabe sin analizar las corrientes islamistas que lideraban la oposición". Y se refiere a Libia como ejemplo: "La corriente más radical consideró a Gadafi un apóstata y decidió aniquilarlo. Europa y EE UU han apoyado esa tesis. Y, a medio plazo, el ala más radical utilizará ‘nuestra estupidez’ para luchar contra nosotros".

Armas de Libia

Ahora lo que preocupa es la hipótesis de que AQMI se beneficie a corto plazo de la guerra civil en Libia, que es potencialmente alta. En primer lugar es probable que el inmenso arsenal armamentístico liberado acabe en su poder. Y, por otra parte, las posibilidades de que el grupo yihadista consiga reubicarse en Libia a la luz de la ausencia de una fuerza estatal respetable es "muy alta", apunta Reinares.

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