Se trata de cultivar sin productos químicos innecesarios. No contamina el aire ni el agua ni los alimentos y, por lo tanto, tampoco nuestra salud. Se empezó a usar la química en la agricultura a partir de la II Guerra Mundial. Actualmente, se emplean hormonas para polinizar, sustitutas de las naturales y de la polinización llevada a cabo por las abejas.

¿Cuáles son sus beneficios?

Además de los que reporta a nuestra salud, el sabor, el color, la textura y la conservación de las verduras y frutas no tienen nada que ver con lo que vende el supermercado.

¿Son más caros?

Puede parecer que sí a primera vista, pero en realidad los beneficios que reportan son mucho mayores: son más sanos, no están contaminados...

¿Dónde se pueden comprar?

Yo los vendo directamente al público desde mi casa, en cajas de plástico reutilizables. Son 8-12 kilos de verduras y frutas de temporada por 15 euros. Llevo cinco años con la venta directa y poco a poco hay más demanda.

¿Cómo nació Associació per l’Horta?

Somos un grupo de gente preocupado por la desaparición del territorio. Recogemos ideas nuevas, hacemos reuniones, manifestaciones... Llevamos a cabo una iniciativa legislativa popular (una ley promovida por el pueblo) para que se cumpliera la protección de la huerta y recogimos las firmas necesarias, pero Les Corts la desestimaron.

¿Qué son los transgénicos?

Son productos modificados genéticamente con elementos ajenos a su naturaleza. La escuela debe educar para concienciar sobre el peligro de esta manipulación, porque la gente lo permite a causa del desconocimiento.

Bio

Nació en 1953, en Alboraia. Se dedica a la agricultura ecológica. Fundador y miembro de la Associació per l’Horta.