La Audiencia Nacional juzgará el jueves a tres etarras acusados de ocultar explosivos en tres zulos

La Audiencia Nacional juzgará el próximo jueves, 3 de noviembre, al líder del Comando Vizcaya, Arkaitz Goicoechea Basabe, y a los etarras Aitor Cotano Sinde e Íñigo Gutiérrez Carrillo acusados de ocultar explosivos en dos zulos de La Rioja y en el municipio vizcaíno de Getxo.

La Audiencia Nacional juzgará el próximo jueves, 3 de noviembre, al líder del Comando Vizcaya, Arkaitz Goicoechea Basabe, y a los etarras Aitor Cotano Sinde e Íñigo Gutiérrez Carrillo acusados de ocultar explosivos en dos zulos de La Rioja y en el municipio vizcaíno de Getxo.

El fiscal Jesús Alonso pide a la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que condene a ocho años de cárcel a cada uno de ellos y que les imponga la pena de inhabilitación absoluta durante diez años.

Según el escrito de la Fiscalía, Arkaitz Goicoechea Basabe, miembro liberado de ETA, constituyó, junto a Jurdan Martitegui Lizaso y bajo las órdenes de 'Txeroki', el grupo 'Askatasuna Haizea' para la comisión de atentados en España, la introducción y almacenamiento de explosivos, captación de miembros legales, elaboración de informaciones sobre posibles objetos de atentados y el estudio de infraestructuras en Portugal para los miembros del comando.

A este grupo pertenecían también Aitor Cotano Sinde e Iñigo Gutiérrez Carrollo que se encargaban de ofrecer cobertura logística, hospedaje y ayudaban al transporte de explosivos y material desde Francia hasta España para su posterior utilización en los atentados.

En enero de 2008, Cotano y Gutiérrez transportaron hasta Getxo una furgoneta con un bidón de cerveza cargado de explosivos que depositaron en unas malezas próximas al Caserío Matiz-Cotiñe de dicha localidad vizcaína. El artefacto, al que le faltaba el detonador y el sistema de iniciación, fue hallado el día 31 enero, gracias al aviso de un particular, comprobándose así que había construido siguiendo las instrucciones de la banda terrorista ETA.

Gracias a los 'buzones' —habitáculos construidos para dejar mensajes— que utilizaba el grupo para comunicarse, los investigadores pudieron confirmar las comunicaciones que existían entre los acusados. Los tres miembros del comando poseían estos escondites para intercambiar información en una zona de Urquiola (Vizcaya), en Algorta-Getxo, y en la localidad vizcaína de Berango. La señal utilizada para avisar que se había producido un mensaje era una cinta roja adherida en una señal de tráfico próxima.

Los tres zulos

Asimismo, el comando disponía de material explosivo en un piso de Ezkaray (La Rioja) y en varios zulos. El mayor de ellos se ubicaba en las proximidades de Manzanares de Rioja y escondía gran cantidad de material explosivo de distintos puntos, detonadores, placas falsas de matrículas francesas y portuguesas, así como jeringuillas para inyectar, herramientas y otros efectos necesarios para la manipulación o montaje de artefactos explosivos y abundantes ampollas de tranquilizantes para utilizar en secuestros de personas y, concretamente, en el del concejal de Eibar.

Otro de los zulos, propiedad de Asier Borrego, estaba situado en Valgañón (La Rioja), junto a la Ermita de las Tres Fuentes. Fue encontrado gracias a la documentación hallada en el registro del coche de Asier Borrero, otro de los integrantes del comando.

El último de los escondites del comando fue hallado en la parte trasera del polideportivo de Madura. En él se encontraron explosivos, un temporizador, un cordón detonante y diferentes útiles para la elaboración de artefactos.

Asimismo, en la vivienda de Aitor Cotano se halló una cinta en la que Goicoechea le pide un mayor compromiso en la lucha y le conmina a la captación de otras personas antes de pasar a la clandestinidad, marcándose una cita en Francia y adjuntándole los planos necesarios para acudir a ella e indicándole lo que tienen que llevar al huir.

En diciembre de 201O, Goicoechea y Cotano fueron condenados a 515 años de cárcel por la Audiencia Nacional acusados de preparar y ejecutar el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil en Legutiano (Araba), el 14 de mayo de 2008, en el que murió el agente Juan Manuel Piñuel. En la misma causa se condenó a Iñigo Gutiérrez a ocho años de prisión por un delito de colaboración con organización terrorista.

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