El Ayuntamiento de Baiona está evaluando la situación tras la riada ocurrida este miércoles a consecuencia de las fuertes lluvias caídas en la localidad pontevedresa, las cuales han provocado el desbordamiento del río Groba a su paso por la parroquia de Sabarís. El objetivo del análisis es poder poner en marcha medidas de reparación de los problemas surgidos y también de prevención, para evitar futuros episodios.

El alcalde de Baiona, el popular Jesús Vázquez Almuíña, ha explicado, en declaraciones a Europa Press, que el desbordamiento se produjo por la coincidencia de las fuertes precipitaciones —que han caído durante toda la jornada— y la pleamar, si bien ha indicado que el río ya ha vuelto actualmente a su curso. En todo caso, explica que en el Ayuntamiento permanecen "vigilantes" para ver cómo evoluciona la situación.

Al respecto de los daños, ha señalado que la crecida del río ha provocado arrastre de lodo y algún tronco. Asimismo, afirma que ha habido algún caso de inundación de algún bajo, si bien todavía se están realizando labores de revisión de los desperfectos.

"menor intensidad"

El regidor ha precisado que la riada ha sido de "mucha menor intensidad que la de hace cinco años", cuando las inundaciones provocaron cuantiosos daños en viviendas y establecimientos y llenaron el centro de Sabarís de una capa de lodo y cenizas procedentes de los incendios forestales. En ese sentido, recordó que tras ese episodio se realizaron en el municipio diversas obras destinadas a evitar nuevas riadas.

Otra diferencia que señaló con respecto a ese suceso fue que este año Baiona no se está viendo afectada por incendios como en 2006 y, por tanto, el desbordamiento sólo ha arrastrado lodo y no ceniza.

Vázquez Almuíña indicó que ya ha contactado con la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas y que técnicos de ese departamento se encargarán de analizar la situación, con vistas a poner en marcha medidas tanto de "reparación" como de "prevención".

Las inundaciones han afectado especialmente a la zona en la que se ubica el mercado de abastos de Sabarís, donde, según explica el Grumir de Val Miñor, fue necesario cortar la circulación, si bien una vez que el río volvió a su cauce se pudo restablecer el tráfico rodado.