La pareja, de origen hondureño, residía con unos familiares en el barrio de San Fermín, en Usera.

El domingo, los vecinos vieron cómo dos hombres sacaban en volandas a Yuri, que se desangraba. A ellos les dijeron que había sufrido un aborto. La misma versión que dieron en el hospital Doce de Octubre, donde llegaron en taxi.

La Policía, alertada por las sospechas de los médicos, pidió una orden judicial y en el registro de la vivienda se encontraron a la pequeña.

Su cuerpo presentaba unas marcas en el cuello y la autopsia del Instituto Anatómico Forense reveló ayer que murió por asfixia, según la Policía.

La familia de Henry aseguró a 20 minutos que Yuri sufrió "un aborto espontáneo en la casa", pero no quisieron explicar por qué apareció su cuerpo en el armario. Los vecinos de la pareja desconocían que la joven, de tan sólo 19 años, estuviera embarazada.

Miedo a ser deportados

Tanto Henry, de 24 años, como Yuri están en situación irregular en nuestro país. Ayer, el Defensor del Menor, Pedro Núñez Morgades, solicitó más medidas sociales a la Administración para evitar muertes y abandonos de recién nacidos.

Al año se producen en Madrid 60 renuncias a bebés y cuatro abandonos. Morgades cree que la angustiosa situación de las inmigrantes y el miedo a ser deportadas está en el origen de este suceso.

En bolsas de plástico

Yuri no es la primera mujer inmigrante que, presuntamente, se deshace de su recién nacido. En noviembre de 2000, la ecuatoriana Melva Cañar dio a luz a un bebé en el Retiro, al que dejó abandonando en una bolsa entre los arbustos.

Dos años después, su compatriota María Elvia S. G. arrojaba a un contenedor de Alcobendas el hijo que acababa de dar a luz.

Ambos bebés murieron y a las dos mujeres, como a Yuri, las pilló la Policía de la misma manera, al acudir a un centro de salud con hemorragias típicas de un posparto.

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