Holland presenta 'In Darkness', la historia real de unos supervivientes al horror nazi en una alcantarilla

La solidaridad en tiempos de guerra y la obligada supervivencia en las "cloacas" del nazismo son los ingredientes con los que la directora polaca Agnieszka Holland ha realizado 'In Darkness', coproducción de Alemania, Polonia y Canadá proyectada este lunes en la Sección Oficial de la 56 Semana Internacional de Cine de Valladolid y con la que la realizadora compite por la Espiga de Oro, máximo galardón del festival.
Escena De 'In Darkness'
Escena De 'In Darkness'
SEMINCI
Escena De 'In Darkness'

La solidaridad en tiempos de guerra y la obligada supervivencia en las "cloacas" del nazismo son los ingredientes con los que la directora polaca Agnieszka Holland ha realizado 'In Darkness', coproducción de Alemania, Polonia y Canadá proyectada este lunes en la Sección Oficial de la 56 Semana Internacional de Cine de Valladolid y con la que la realizadora compite por la Espiga de Oro, máximo galardón del festival.

Basada en hechos reales, la película se ambienta en 1943 en la localidad polaca de Lvov o más bien en su sistema de alcantarillado, el lugar donde Soha, dedicado al pillaje y toda actividad vinculado con la obtención de lo necesario para sobrevivir durante la ocupación, esconde sus adquisiciones con la complicidad de Sczepek, su socio y amigo.

El cierre de un trato con un grupo de judíos del 'geto' para el uso común del subsuelo, al que acceden a través de una trampilla realizada en casa de uno de ellos, abrirá a Soha al mundo de los negocios con este colectivo, al que se ofrece, a cambio de una cuantiosa cantidad semanal, a esconder en los entresijos de las coaclas de la ciudad, convertidas de repente en nuevo hogar de decenas de mayores y niños que huyen de la masacre nazi.

El encuentro casual con un amigo ucraniano de prisión, ahora oficial alemán, la confesión a su mujer del negocio que mantiene con los judíos, a los que suministra alimento pese a la desconfianza mutua que se despiertan, y las advertencias sobre el peligro que corre por ayudar a esconderles no disuaden a Soha de si labor pero sí a su socio, quien le abandona en un trabajo que parece deja de serlo para adquirir matices solidarios y altruistas.

Las sospechas sobre el uso que se da al alcantarillado para esconder a los judíos, de los que diez tienen que ser seleccionados para ocupar un espacio más pequeño y seguro dentro de los bajos fondos; las constantes demandas de ayuda por parte de su amigo oficial nazi y el panorama en la calle, arrasada y desolada por la ocupación, llevan a Soha a optar por abandonar su tarea, decisión en la que tiene gran peso el hallazgo del cuerpo de Sczepek ahorcado por los alemanes en venganza por el asesinato de un soldado nazi.

Pero los judíos, "sus judíos", como finalmente se refiere a ellos, son ya parte de la familia de Soha, quien no sólo no les delata sino que ayuda a uno de ellos a introducirse durante dos días en el campo de Jarowska para buscar a la hermana de una de las hacinadas en el subsuelo y que es capaz, al finalizar la comunión de su hija, de acudir a comprobar el estado en que se encuentran sus amigos tras las lluvias torrenciales caídas sobre la ciudad.

El engaño se convierte, por tanto, en una constante en la vida de Soha, que se ofrece junto a su mujer incluso a acoger a un bebé nacido en ese submundo, entre ratas y aguas residuales, y que no duda en jugar con los dos menores casi enterrados en vida, junto a sus padres y cerca de media docena de personas, bajo su propia ciudad, aunque todo ello terminará conllevandole problemas tanto con los alemanes como con su mujer.

La directora, ya en los títulos de crédito, dedica el trabajo a los miles de polacos que, como Soha, ayudaron y ocultaron a judíos durante la ocupación llegando a poner en riesgo su propia vida y la de sus familias, momento en el que aprovecha para matizar, en relación al posterior fallecimiento —en la vida real— del protagonista que los sers humanos "no necesitan a Dios" para castigarse "unos a otros".

La directora

Agnieszka Holland Nació en Varsovia en 1948 y estudió Realización en la FAMU de Praga; de 1972 a 1981 formó parte del colectivo de cineastas dirigido por Andrzej Wajda y al inicio de su carrera fue ayudante de dirección de Krzysztof Zanussi.

Tras varios trabajos para la televisión y el teatro (codirigidos en ocasiones junto a su marido, Laco Adamik), en 1979 realizó su primer largometraje, 'Actores provinciales', proyectado en la 25 Semana y Premio Fipresci en el Festival de Cannes, y con 'Cosecha amarga' recibió una nominación al Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa.

Su obra 'Europa Europa' conquistó un Globo de Oro en 1990 y fue candidato al Oscar al Mejor Guion y también participó en la 37 Semana con 'Oliver Oliver', que le supuso el premio a la Mejor Actriz a su protagonista, Brigitte Roüan; en 1993 colaboró junto a su amigo Krzysztof Kieslowski en el guion de su trilogía 'Tres colores' y además dirigió tres episodios entre 2004 y 2008 de la serie 'The Wire - bajo escucha'.

En 2007 dirigió junto a su hermana, Magdalena Lazarkiewicz, y su hija, Katarzyna Adamik, la teleserie 'Ekipa' para la televisión polaca y un año después, el MoMA de Nueva York le dedicó una retrospectiva de toda su filmografía.

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