El Papa recuerda que Bonifacia Martínez de Castro supo aunar a Jesucristo "con el esmerado trabajo cotidiano"

Benedicto XVI ha canonizado este domingo a la religiosa salmantina Bonifacia Martínez de Castro, fundadora de las Siervas de San José y dedicada a la promoción de la mujer trabajadora en una ceremonia solemne en la Plaza de San Pedro y ha destacado en su homilía que la religiosa "supo aunar su seguimiento de Jesucristo con el esmerado trabajo cotidiano".

Benedicto XVI ha canonizado este domingo a la religiosa salmantina Bonifacia Martínez de Castro, fundadora de las Siervas de San José y dedicada a la promoción de la mujer trabajadora en una ceremonia solemne en la Plaza de San Pedro y ha destacado en su homilía que la religiosa "supo aunar su seguimiento de Jesucristo con el esmerado trabajo cotidiano".

Además, el Papa ha subrayado que para la religiosa española trabajar "suponía también tener la libertad para realizar su propia vocación" y le daba "la posibilidad de atraer y formar a otras mujeres".

Bonifacia Martínez de Castro nació en Salamanca el 6 de junio de 1837 y desde muy joven comenzó a trabajar como cordonera para después crear su propio taller en 1865 con un grupo de mujeres. Junto con el sacerdote Francisco Butinyá, Bonifacia Martínez de Castro funda en Salamanca la Congregación de las Siervas de San José en 1874 con el fin de proporcionar trabajo a las mujeres "a la luz de la Familia de Nazaret".

Sin embargo, la labor de la fundadora en la congregación no será fácil, sobre todo después del obligado exilio político de Butinyá a Francia. Los directores que sustituyen al sacerdote en la Congregación consiguen dividir a las religiosas y cambiar las constituciones de la Congregación, con el fin de orientarla hacia la enseñanza. Finalmente, Bonifacia es destituida en 1882 como superiora de la congregación de Salamanca.

No obstante, Martínez de Castro conseguirá fundar una nueva casa-taller en Zamora, con el beneplácito del obispo de la diócesis. A pesar de que Bonifacia es la fundadora de la congregación, la casa de Zamora quedará excluida de la aprobación pontificia del instituto, quedando aislada del resto de conventos hasta la muerte de su fundadora, en 1905. Un año y medio después, la casa de Zamora se incorpora a la Congregación de las Siervas de San José.

El Papa ha recordado en su homilía que la religiosa se consagró "con ilusión al apostolado", aunque ha precisado que Bonifacia "vive también la experiencia del abandono, de rechazo precisamente de sus discípulas".

Benedicto XVI ha subrayado que Bonifacia aprende de esta manera "una nueva dimensión del seguimiento de Cristo" que asume "con el aguante que da la esperanza, ofreciendo su vida por la unidad de la obra nacida de sus manos".

"Así nacen las Siervas de San José, en medio de la humildad y sencillez evangélica, que en el hogar de Nazaret se presenta como una escuela de vida cristiana" ha explicado el Papa.

Por ello, el Pontífice ha pedido "por todos los trabajadores", sobre todo "por los que desempeñan los oficios más modestos y en ocasiones no suficientemente valorados" para que "descubran la mano amiga de Dios y den testimonio de su amor".

Junto a Bonifacia Rodríguez de Castro, el Papa ha canonizado al obispo de Parma, Guido Maria Conforti, fundador de la Sociedad de San Francisco Javier para las Misiones Extranjeras y al religioso Luigi Guanella, fundador de la Congregación de Siervos de la Caridad y del Instituto de las Hijas de Santa Maria de la Providencia. Benedicto XVI ha subrayado que los tres santos canonizados este domingo "se dejaron transformar de la caridad divina" en diferentes situaciones "y con diferentes carismas".

Ante miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, el Pontífice ha destacado también que "el signo visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar al mundo el amor de Dios es el amor a los hermanos" y ha recordado que "la exigencia principal para cada uno de los cristianos es que Dios esté presente en nuestra vida".

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