Los vecinos evacuados del pueblo herreño de la Restinga han podido regresar este viernes a sus domicilios después de que los científicos confirmasen que la actividad del volcán de El Hierro está perdiendo intensidad.

La jornada de regreso se ha desarrollado con normalidad. El riesgo a una explosión volcánica en El Hierro ha disminuido, aunque la alerta se mantiene en rojo en el "semáforo volcánico" que las autoridades isleñas utilizan para informar a los ciudadanos de la situación.

"Los científicos han estudiado las mediciones y han avisado de que la actividad ha remitido, aunque en cualquier momento puede reactivarse", afirma María del Carmen Morales, Consejera de Seguridad y Emergencias del Cabildo. La responsable isleña insiste en la precaución: "No sabíamos lo que podía pasar. Estaba prevista una erupción explosiva que no era grave, pero que podía causar daños. Ahora ha remitido".

El Cabildo ha permitido a los ciudadanos de La Restinga regresar a sus hogares, aunque se reservanalgunas precauciones. Las autoridades isleñas han instalado un dispositivo de seguridad permanente en el pueblo ante la posibilidad de que la situación en peore y tenga que evacuarse a la población"

El dispositivo se centra especialmente en menores y personas con baja movilidad. Los niños hasta segundo curso de la E.S.O seguirán acudiendo a sus clases en la zona de El Pinar, donde el riesgo sísmico y vulcanológico es menor. Las personas con baja movilidad, que tengan que guardar reposo o permanecer en cama segurián en los alojamientos habilitados hasta ahora.

El Cabildo también ha facilitado dos autobuses permanentes en el pueblo que desalojarán a los vecinos y los transportarán a otro municipio en caso de una erupción inminente.

Además, la Dirección General de Salud Pública de Canarias ha pedido que se extreme la precaución en la zona de aguas cercanas a la mancha volcánica que surgió tras la erupción marítima cerca de La Restinga.

Por tanto, las autoridades han pedido a los ciudadanos herreños que no se bañen ni consuman pescado cerca de las áreas afectadas hasta que se pueda esclarecer el impacto real de la liberación del magma. Aún así,  la Consejera de Seguridad ha asegurado que "las pruebas realizadas hasta ahora no muestran peligro".

"La información es la mejor arma de prevención", insiste Morales, "nuestros vecinos saben cuándo una erupción volcánica está cerca". Las señales ante una salida de magma inminente son muy claras : "Primero los habitantes verían una columna de humo, luego empezaría a saltar 'unas chispitas' y caerían cenizas y finalmente se produciría la erupción", explica Morales. Si el volcán se reactivase, estos signos se manifestarían durante varios días, por lo que las autoridades tendrían tiempo suficiente para volver a evacuar a los vecinos.

"Si la gente ve que tenemos miedo no vendrá", ha declarado a Efe León Luis Andrés González, minutos después de retomar su actividad en el bar restaurante La Vieja Pandorga, del que es propietario en el pueblo.

Mientras Luis Andrés abría las puertas del establecimiento, el personal de limpieza recogía algunos peces muertos que la marea deja en el puerto y cuyo fallecimiento, según los primeros análisis, se debe a los cambios bruscos de temperatura y presión.

Este vecino también tiene dos apartamentos en La Restinga y regenta un hotel en El Pinar y reconoce que lo peor no es lo que han pasado en el pueblo, sino lo que "pasaremos".

Explica que octubre debía ser un buen mes para el turismo, sobre todo por el certamen Fotosub (una referencia mundial en fotografía submarina), y añade que los operadores turísticos han cancelado todas las reservas que tenían para noviembre y diciembre. "Pero hay que abrir y esperar", insiste.

Pocos minutos después entraron en el pueblo Francisco y su esposa, una familia de pescadores cuya preocupación es saber cuánto tiempo tardará en recuperarse la fauna marina para regresar a su actividad, ya que, por el momento, Salud Pública recomienda no bañarse ni consumir pescado en la zona afectada por la erupción.

La normalidad tardará en llegar a La Restinga, cuyos pescadores consideran que lo ocurrido es una catástrofe, ya que desde hace unos quince días no salen a faenar e ignoran cuándo podrán hacerlo de nuevo. La erupción también ha afectado a los centros de buceo, pero también a los bares, restaurantes, apartamentos y otros establecimientos comerciales.