Técnicos dicen que las obras del parking junto a Monforte obligaron a reponer calzada y no se dañó el muro

El presidente de Cercle Obert, que denunció en Fiscalía las obras del aparcamiento, no acude a declarar como testigo pese a estar citado
Bellver Acompañado Por Barberá, A Su Llegada El Lunes Al TSJCV
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EUROPA PRESS
Bellver Acompañado Por Barberá, A Su Llegada El Lunes Al TSJCV

Diferentes técnicos que participaron en la construcción de un aparcamiento junto a los Jardines de Monforte, declarados Bien de Interés Cultural (BIC), han indicado este martes en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) que la obra obligó a reponer calzada, aceras y arbolado en lo que el fiscal señala que era el entorno protegido del Bien, según consta en la resolución de 6 de marzo de 1992 de la Conselleria de Cultura (DOGV). También han asegurado que no se dañó el muro del Jardín.

Para poder realizar estas modificaciones y la construcción del parking en sí, según recogía el ministerio público en su escrito de calificación, se necesitaba la autorización preceptiva de la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano, ya que la calle Severo Ochoa —donde se realizó el aparcamiento— se encontraba en este entorno de protección de los jardines. Sin embargo, no se solicitó.

Técnicos municipales y de la concesionaria —UTE formada por Enrique Ortiz S.L. y Secopsa, presuntamente implicadas en los casos Gürtel y Brugal— han tenido que responder a estas cuestiones en la segunda sesión del juicio que tiene lugar en el TSJCV contra el concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Valencia y diputado autonómico en las Corts, Jorge Bellver, y cuatro funcionarios de su misma área —el secretario general del consistorio, Pedro García Rabasa; el jefe de Tráfico, Juan Casañ; el jefe de Servicio de Planeamiento, Juan Antonio Altés; y una arquitecta técnica, María José Gasull— por un presunto delito de prevaricación, por el que el fiscal pide ocho años y medio de inhabilitación.

En total, este martes han prestado declaración en calidad de testigos un total de ocho personas —todas ellas propuestas por el fiscal—, aunque en un principio iban a ser 10, pero dos de ellas, pese a estar debidamente citadas, no se han presentado. Una pertenece a Secopsa, y la otra es el presidente de la Asociación Cercle Obert, Antonio Marín, que fue quien presentó una denuncia en Fiscalía por estas obras. El ministerio público no descarta volverles a citar más adelante si lo considera oportuno.

Estas ocho personas han coincidido en sus declaraciones y han señalado que las obras no dañaron el muro del Jardín puesto que se tomaron medidas especiales; obligaron a modificar algunos elementos exteriores como la calzada, la acera y el arbolado; comprobaron que faltaba cimentación en el muro; y no recuerdan que se produjeran conflictos.

En concreto, el jefe de obra del aparcamiento, Juan José Moncunill, ha declarado ante el tribunal que las obras no dañaron el muro del Jardín. "No sufrió daños; no tocamos en ningún momento el muro", ha incidido, y ha explicado que para ello instalaron una pantalla a unos 15-20 centímetros de distancia como medida de protección.

Moncunill ha indicado que al comenzar las obras se percataron de que el muro del jardín no contaba con cimentación, con lo que decidieron cambiar la manera de ejecutar las obras, es decir, más despacio, con el objetivo de estabilizar la seguridad del muro. También ha comentado que para construir el aparcamiento tuvieron que excavar unos 10 metros, y que en el transcurso no vieron ninguna raíz de los árboles del Jardín.

Vallas y gruas

En esta línea, el autor del proyecto de ejecución de la obra, Alfonso Gómez, quien ha corroborado que actuaron con la idea de no dañar ni el Jardín ni los edificios colindantes, ha indicado que en la calle Severo Ochoa se tuvo que reponer el arbolado; aceras y la calzada, puesto que las obras afectaban a la totalidad de la calle. Asimismo, ha indicado que tuvieron que colocar unas vallas opacas alrededor de las obras y que en ocasiones se tuvo que recurrir al uso de grúas o máquinas apantalladoras. Gómez ha aseverado, además, que del proyecto quedaron algunos elementos emergentes en el exterior, como un ascensor y unas barandillas de acceso al parking.

Por su parte, el arquitecto redactor del proyecto, Javier Domínguez, ha afirmado que como se les pidió que tuvieran especial cuidado con el muro del Jardín, contaron con un topógrafo que se encargaba de controlar si había algún movimiento de las pantallas, y realizaron muchas fotos por todo el entorno. Además, ha aseverado que la obra no tuvo muchas incidencias y que no recuerda que hubiera el menor conflicto.

El juicio continuará este miércoles y está prevista la declaración de 14 personas —siete testigos y siete peritos—. Asimismo, el jueves declararán otros siete testigos —los últimos— y si da tiempo se leerán los informes definitivos. De no ser así, se tendrá que fijar otro día de juicio. En la sesión de ayer, Bellver y los otros cuatro imputados afirmaron que desconocían que el entorno del Jardín estuviera protegido.

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