Gillian Flynn: el reverso 'noir' del feminismo

¿Misógina, o solo sincera? La autora literaria de 'Heridas abiertas' y 'Perdida' vuelve al cine con 'Viudas', un nuevo relato criminal protagonizado por mujeres inquietantes.
Gillian Flynn: el reverso 'noir' del feminismo
Gillian Flynn: el reverso 'noir' del feminismo
Gillian Flynn: el reverso 'noir' del feminismo

El feminismo no es sólo reivindicar las bondades de las mujeres. Es reconocer que son humanas. Ni mejores ni peores que los hombres. Eso implica que habrá mujeres fuertes y mujeres débiles, buenas y malas, y que, en última instancia, en una sociedad realmente igualitaria, la mediocridad y la genialidad estaría perfectamente distribuida entre géneros. Haciendo tan probable lo mejor y lo peor entre hombres como entre mujeres. Pero en nuestra sociedad todavía no existe esa clase de igualdad. Y una de las mujeres que ha logrado abrirse paso en un mundo de hombres escribiendo ficción, en ese sentido, feminista y poco amable es Gillian Flynn.

Nacida en 1971 en Kansas, Missouri, Flynn estudió inglés y periodismo en la universidad de Kansas y trabajó 15 años como periodista en U.S. News y Entertainment Weekly, donde trabajó como crítico de cine y TV antes de dar el salto de la ficción. Experiencia que le fue muy útil, en sus propias palabras, ya que el trabajo de periodista le enseñó una valiosa lección sobre la escritura: las musas no existen, pero si te pones a escribir siempre acabas con un texto entre manos.

Gracias a esta mentalidad de currante, Flynn ha publicado tres novelas que van desde lo interesante hasta lo realmente notable. En 2006 saldría su debut, Heridas abiertas, a la que siguió Lugares oscuros (2009) y en 2012 la que, hasta hoy, es su último acercamiento a la literatura de largo alcance: Perdida

Falsas apariencias

Si bien Flynn fue un discreto éxito de crítica y público ya desde Heridas abiertas, no sería hasta Perdida cuando su popularidad estalló definitivamente, convirtiéndola en toda una estrella. Algo que no sólo le llevaría a cosechar las mejores críticas de su carrera y unas enormes ventas, sino también algo que, para nosotros, es incluso más relevante: su libro fue adaptado al cine. Específicamente, de la mano de David Fincher.

La adaptación de Perdida que Fincher estrenó en 2014 tuvo el efecto de un terremoto. Con Flynn escribiendo el guion y el director de Zodiac dedicado exclusivamente a sus labores tras la cámara, la película nos muestra a Amy (Rosamund Pike) y Nick (Ben Affleck), una pareja de casados que parecen tener una vida plácida y sencilla. Al menos hasta que Amy desaparece. Y Nick no parece estar en absoluto preocupado por cuál ha sido el destino de su esposa.

En cierto sentido, Perdida es una de las mejores disecciones de las relaciones de pareja y de los roles de género que se han visto en una pantalla de cine en mucho tiempo. Haciendo que Amy sea una persona retorcida y poco confiable, Nick un individuo pusilánime que sólo parece fuerte y decidido en la superficie y convirtiendo su relación en una constante lucha psicológica, donde los medios de comunicación son retratados con una crueldad que solo podía conseguir una periodista, la película es una brillante reflexión sobre la verdad, las apariencias y cómo, en ocasiones, es más importante parecer ser inocente que serlo de verdad.

Desatando las iras de no poca gente en adhesiones irreconciliables a favor o en contra, la película fue un éxito como Fincher no conocía desde El Club de la Lucha. Por esa razón, es lógico que, tras su éxito, se hayan sucedido las adaptaciones al cine de la restante obra de Flynn. Y la siguiente en recibir tal trato fue su segunda novela, Lugares oscuros.

Con dirección y guion de Gilles Paquet-Brenner, sin tener a Flynn directamente involucrada, el resultado fue una película tibia, sin particular encanto más allá de unas actrices protagonistas, (Charlize Theron y Christina Hendricks) que resuelven con gran solvencia sus papeles. Debido a esto, la crítica y el público se mostraron igualmente tibios: el filme no llegó a ser un rotundo fracaso, pero sí una de esas películas que quedan como poco más que una nota al pie de página.

Las cicatrices de Amy

Después del fiasco que supuso Rincones oscuros, hemos tenido que esperar tres años para el estreno de más obras de Flynn. El estreno de la serie Heridas abiertas (a cargo de HBO y la ubicua productora Blumhouse) llegó para tapar ese hueco, llevándose algunas de las reacciones más entusiastas suscitadas por un producto televisivo en 2018.

Con una estupenda Amy Adams haciendo de Camille Preaker, ese derrumbe humano con forma de periodista, la serie gira en torno a las presiones sociales que han conducido a su antiheroína en una mujer patológicamente desconfiada, alcohólica y con tendencia a autolesionarse. Todo mientras investiga e intenta averiguar, bajo la promesa de la posibilidad de un gran ascenso profesional, la verdad tras los asesinatos de unas chicas adolescentes en su pueblo natal.

Con un tono oscuro, una dirección afilada y con tendencia a recrearse en detalles violentos y casi sobrenaturales, además de un guion que enfatiza los aspectos más problemáticos de la psique de su protagonista aún más que el propio libro, la serie ha sido aclamada por el público y la crítica. Incluso pese a haber recibido críticas por su ritmo y por el modo en que retrata los aspectos más turbios de la sociedad y de las mujeres.

En cualquier caso, esta acusación no es algo nuevo para Flynn. Desde Perdida, las acusaciones sobre su hipotética misoginia han sido una constante. A fin de cuentas, siempre ha tenido un especial interés por representar a mujeres malas, crueles y rotas. Mujeres que no son perfectas, ni lo pretenden porque, al igual que no todos los hombres de ficción tienen que redimirse, tampoco ellas tienen por qué hacerlo. Y esa es la cuestión realmente importante a ojos de Flynn: que las mujeres pueden ser cualquier cosa. Pueden ser todas las cosas que son los hombres. Y eso es lo que le ha permitido el feminismo: escribir sobre mujeres que no son sólo estereotipos positivos o apenas sí adornos de las historias de los hombres, sino auténticos sujetos activos, a veces negativos, a veces rotos, que mueven sus propias vidas, incluso si es en una dirección equivocada.

Algo que no parece que vaya a cambiar en sus próximas incursiones en el audiovisual, el cual parece que ya es su terreno predilecto. No cuando en Viudas, su guion más reciente dirigido por Steve McQueen (12 años de esclavitud, Shame) parece seguir con interés en seguir el lado oscuro de la existencia desde un punto de vista femenino. Algo que ha llevado a que la película sea bien recibida por la crítica en su EEUU natal, incluso si el público no ha contestado con el mismo entusiasmo.

De igual manera, sin ningún libro a la vista, parece que su siguiente proyecto va a ser ejercer de showrunner de Utopía, el remake de la serie británica de Dennis Kelly que en principio iba a dirigir su viejo conocido Fincher. Esto supondría un fin de ciclo, porque si la carrera en el audiovisual de Flynn comenzó de la mano del cineasta, ahora le toca sustituirle. Pero es que Utopía parece pensada para ella. Con violencia, conspiraciones, muchos personajes femeninos complejos y alguien intentando encontrar la verdad detrás de las apariencias, no se nos ocurre a nadie en el show business más preparado para llevar a buen puerto el proyecto que Gillian Flynn.

Y ella y la idea que tiene de lo que debe ser el feminismo.

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