Siempre amable, siempre sonriente. Sergio Dalma contesta a 20 minutos pocas horas antes de su multitudinario recital en el Palacio de los Deportes en Madrid.

Vía Dalma ha estado número uno durante muchísimo tiempo. ¿Qué les da, Sergio?

Es un proyecto que tenía en la cabeza desde hace mucho. Por lo que parece, la gente también lo deseaba. Son canciones por las que no pasa el tiempo.

Se mantiene en forma, pero ya no es un chaval. ¿Cuál es su secreto?

Trabajar en lo que te gusta te mantiene vivo. Me gustan el estrés, la prisa y la ilusión. Si me voy de vacaciones, al tercer día me subo por las paredes.

Sonreír tanto también vendrá bien para el cutis. ¿Dónde deja su lado gris?

En casa. En público hay que procurar tener siempre la mejor sonrisa.

¿Cuándo fue la última vez que Sergio Dalma bailó pegado?

Soy un payaso: yo bailo, pegado o no, cuando haga falta.

En sus inicios actuó para una sola pareja. ¿Lo repetiría?

Claro. Entonces me imaginaba que estaba ante un gran estadio. Ahora me imagino que canto para una sola pareja.

Siempre se ha mantenido al margen de la política. ¿Es el secreto para no meterse en jardines incómodos?

A nivel personal sí me mojo, pero como persona pública tenemos que estar por encima de estas cosas. A lo largo de mi carrera me han contratado todo tipo de partidos políticos, lo que dice mucho de mí.

Pero no me dirá a quién va a votar el próximo 20-N...

Voy a ir a votar, porque es algo necesario. Pero creo que voy a seguir manteniendo mi discreción habitual (risas).

¿En qué va a consistir el directo de este viernes en Madrid?

Hay una primera parte más íntima basada en Vía Dalma y una segunda en la que recorremos toda mi carrera. En tiempos de crisis ofrecemos dos espectáculos en uno (risas).

Josep Sergi Capdevila Querol nació en Sabadell (Barcelona) en 1964. Empezó cantando en orquestas antes de llevar Bailar pegados a Eurovisión en 1991.