La Puerta de los Hierros de la Catedral de Valencia se construyó gracias a la donación de un testamento

La Cripta de los Canónigos se muestra por primera vez a los medios de comunicación
Cripta De Los Canónigos De La Catedral De Valencia
Cripta De Los Canónigos De La Catedral De Valencia
EUROPA PRESS
Cripta De Los Canónigos De La Catedral De Valencia

La construcción de la fachada principal de la Catedral de Valencia, situada a los pies del templo y conocida como Puerta de los Hierros se construyó gracias al legado testamentario de una de las personas notables de la ciudad, Mariana Mont de Aguilar, quien al fallecer, en 1621, dejó todos sus bienes a su sobrina Petrolina Dionisia de Mont con la condición de que a su muerte se empelasen en la construcción de una fachada y puertas junto al Miguelete, y lo sobrante se destinase a la celebración de aniversarios y misas.

Así lo desvela en un estudio realizado por el profesor titula de Historia del Arte de la Universidad de Valencia, Fernando Pingarrón-Esaín, publicado en el último número de la revista Catedral de Valencia, cuyas investigaciones han sido plasmadas también en un libro.

Pingarrón, que este jueves ha presentado a los medios los resultados de su trabajo junto al conservador de la Capilla del Santo Cáliz, el profesor Jaime Sancho, ha destacado que esta puerta, una de las construcciones barrocas más importantes tanto en el ámbito valenciano como europeo, fue "la primera que rompió el carácter plano que solían tener este tipo de estructuras hasta ese momento" e introducir una forma convexa.

De hecho, la puerta que había antes y que databa del siglo XV era "muy sencilla", ha asegurado el profesor, y la intención de Mariana Mont de Aguilar al dejar su testamento era levantar una puerta "más suntuosa". Cuando murió se creó un fundación para este fin pero no se pudo poner en marcha hasta 1701, año en el que se convocó un concurso de diseños que fue ganado por el alemán Konrad Rudolf.

En aquel entonces, la Catedral quedaba al final de la ya desaparecida calle Zaragoza, en un "espacio exiguo" que obligó Rudolf a cambiar las tradicionales líneas rectas por una novedosa curvatura cóncavo-convexa. La obra, que arrancó en 1703 sufrió un "proceso muy largo", ha apuntado Pingarrrón, teniendo que interrumpirse en 1707 con la Guerra de Secesión, cuando Rudolf, que era partidario del Duque de Austria tuvo que ausentarse, y no se reanudó hasta 1713, bajo la dirección de Francisco Vergara.

Por otra parte, con motivo de la presentación del número 7 de la revista Catedral de Valencia, se ha mostrado por primera vez a los medios de comunicación una de las tres criptas subterráneas que se esconden bajo el suelo del templo, la cripta de los Canónigos.

En la parte central de la Catedral, cercana al presbiterio, se puede ver en el suelo una losa con argollas que abre paso a este cementerio de canónigos construido a mediados del siglo XVI. Veintidós escalones separan el pavimento de la gruta subterránea donde se abre una sala rectangular con hileras verticales de nichos enfosados en las paredes.

En 1754 se realizó una reforma de esta cripta, tal y como señala la cruz que la preside. Las sepulturas de los canónigos han ido reemplazándose en los 32 nichos conforme se sucedían los fallecimientos, retirándose los huesos más antiguos y llevándose al osario ubicado en otra de las criptas, la de los Beneficiados, de "más difícil acceso", ha explicado el profesor Sancho.

A pesar de estar destinada a los canónigos, según las investigaciones realizadas, el primer enterramiento fue el del obispo Francisco de Navarra. De hecho, se ha enterrado a los "únicos que tienen derecho que son los obispos residenciales", así, casi todos los obispos y arzobispos que murieron en Valencia están enterrados en la Catedral, ha puntualizado.

Junto a la de los Canónigos, se ocultan también la cripta de la capilla del Santo Cáliz y la cripta de los Beneficiados. La primera de ellas y más antigua, del siglo XIV, fue construida para que sirviera de cátedra de Teología y de enterramiento de los prelados y canónigos. No obstante, ha quedado cegada por escombros y restos de estilo gótico, ya que según las investigaciones, pudo ser utilizada de almacenamiento de material desechado en la reforma de la Catedral que se llevó a cabo en el siglo XVIII.

También en la nave central del templo, la cripta de los Beneficiados, entre la puerta de entrada y las primeras columnas —antiguo comienzo del Coro— con 48 nichos destinados precisamente a los beneficiados, grupo de clérigos al servicio de la Catedral pero de rango inferior a los canónigos.

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