El pecoso Álvaro, de ocho años, no levanta la vista del juego de Super Mario. Da igual que a su lado pasen cien periodistas, médicos y políticos. A él sólo le preocupa que su superhéroe no caiga al vacío. Álvaro lleva un mes ingresado por una infección de riñón y ayer fue uno de los primeros en usar una de las dos ciberaulas –con ordenadores, televisión, juguetes y equipo de música– que la Fundación La Caixa y la Comunidad han abierto en el Hospital Gregorio Marañón.Asistidas por voluntarios de Save the Children, las salas ofrecen una alternativa lúdica a los niños enfermos. «Contribuyen a que su estancia sea menos traumática y, por tanto, a su recuperación», explica la jefa de enfermeras, Cristina Relaño.
Para Nines Trocoli, madre un niño de dos años con leucemia, la sala es una bendición. «Mi hijo está siempre entre cuatro paredes o en el pasillo. Aquí se puede divertir». «Mira, hijo, ¡han llegado los Reyes Magos!», le dice a su pequeño, que ya tiene en las manos un juguete multicolor. En unos meses, ocho hospitales inaugurarán un espacio similar.
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