Y es que se pueden encontrar, distribuidos por las cuatro plantas del inmueble, aparatos de rayos X capaces de mostrar el interior de los materiales con la precisión de una fotografía, máquinas que analizan adn o microscopios tan potentes como para detectar los átomos que componen un elemento.
Peticiones de toda España
Toda esta inversión en tecnología tiene quien la financie. Investigadores de las tres universidades gallegas, hospitales e institutos tecnológicos, como los de la Xunta, aprovechan sus laboratorios.
También las empresas privadas, previo pago. El que más peticiones tiene es el cromatográfico: empresas de ingeniería y hasta de alimentación del norte de España analizan aquí la calidad de sus productos. «Somos el laboratorio de referencia», dice Jaime Rodríguez, director del SAI.
Los laboratorios, a pleno rendimiento
Durante el año pasado, los laboratorios del SAI realizaron un total de 34.250 análisis (un 27% más que el año anterior), la mayoría en el de técnicas cromatográficas. Estos estudios generaron un beneficio neto de 284.011 euros, lo que supone un aumento del 61% respecto al año anterior. Estas cifras, que van en aumento desde la creación del SAI, en el año 1994, permiten a la Universidad de A Coruña reinvertir los beneficios en líneas y proyectos de investigación, a la par que demuestran que la inversión en tecnología es rentable.
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