El tipo ese de la foto que veis ahí arriba tiene un serio problema personal; comienza a ponerse nervioso, se remueve en la butaca y le salen sarpullidos cuando se enfrenta a una historia de seres bondadosos e ingenuos,  esos héroes anónimos que, después de superar innumerables adversidades, consiguen triunfar. No niega que el protagonista real de Burt Munro: un sueño, una leyenda fuera un ser tan angelical y esforzado como nos lo pintan, al fin y al cabo parece que se pasó 40 años encerradito en su garaje, tuneando su vieja moto hasta conseguir batir el récord de velocidad, pero es que el tipo ese de la foto sólo se cree en el cine (y en la vida) a los tipos contradictorios y complejos, miserables y generosos, con buenos y malos momentos. Como tú. O yo. Y no puede con el santo varón, blando y bobo al que da vida Anthony Hopkins, en su interpretación favorita (si Hannibal levantara la cabeza). Los  que vayan al cine como quien lee vidas de santos, a inspirarse, corran a por su entrada. Para los tipos como el de la foto, cuidado, la salud es lo primero.