Sitges 2011: 'Eva', ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

  • Es la producción de ciencia-ficción que ha inaugurado el Festival de Sitges.
  • Está protagonizada por Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann, Lluís Homar y la joven Clàudia Vega.
  • Se estrenará en nuestras pantallas a finales de mes.
  • Entrevista con su director: Kike Maíllo.
Claudia Vega interpreta a la niña de 10 años que da título a este film de ciencia-ficción.
Claudia Vega interpreta a la niña de 10 años que da título a este film de ciencia-ficción.
Escándalo Films / Paramount Pictures Spain
Claudia Vega interpreta a la niña de 10 años que da título a este film de ciencia-ficción.

Eva, dirigida por el barcelonés Kike Maíllo, ha sido la película que ha inaugurado el Festival de Sitges.

Es una propuesta inusual, lo es porque se trata de ciencia-ficción producida y realizada aquí, la denominada primera película de robots del cine español, y que busca llegar a un mayor número posible de público - de hecho, ya ha sido vendida a unos 50 países, entre ellos Estados Unidos -. Seres humanos que pretenden fabricar a otros seres humanos, pero artificiales: robots lo más parecidos en cuanto a emociones a nosotros o, en todo caso, que puedan estar a nuestro servicio de la manera más disciplinada, dócil y diligente posible.

Pero no hay en ella nada de acción física con espectaculares persecuciones, explosiones o batallas entre humanoides; ni tampoco un aturdimiento de efectos especiales o exóticos diseños de decorados y vestuario futurísticos. Ni siquiera parecería una película de ciencia-ficción si no supiéramos que el argumento tiene lugar en un porvenir próximo, en el 2041, emplazado en el espacio intemporal de la idílica y nevada localidad de Santa Irene - en realidad ha sido rodada en Barcelona y entre Suiza y el Pirineo Aragonés -, o viéramos que en ella hay científicos y alumnos experimentando para crear androides y criaturas dotadas de movimientos y cierta... inteligencia artificial.

Una historia universal en clave de cuento

El potencial de Eva para llegar a la mayor parte posible de espectadores es la de narrarnos una historia universal, casi en clave de cuento, en lo que importa son los sentimientos y las relaciones entre sus personajes principales a través de sus diversas historias de amor. Y muy especialmente, ¡claro!, la de las simpatías que nos puedan generar el identificarnos con esas creaciones sintéticas que, en el fondo, pueden acabar pareciéndonos más humanos que nadie, por sus perfecciones y, sobre todo, por sus imperfecciones, igual que nosotros. Y aquí es donde invocamos el nombre de Philip K. Dick unido al de la mítica Blade Runner, o esa ya clásico contemporáneo de Spielberg que es Inteligencia Artificial.

Alex Garel (Daniel Brühl) es un brillante ingeniero cibernético, un genio, pero también un hombre que se ha caracterizado por dejarlo todo a medias. Hace 10 años abandonó al amor de su vida, la también científica Lana (Marta Etura), y también a la que debía ser la obra de su vida, la creación de un niño robot con libre albedrío, convenientemente equipado con todos los sentimientos y aptitudes humanas. Ahora regresa con el encargo de la facultad de robótica de retomar el trabajo que dejó incompleto, el de fabricar ese niño-máquina. En el terreno sentimental lo tiene más crudo, Lana es actualmente la esposa de su hermano David (Alberto Ammann).

Sin embargo, en su búsqueda del pequeño que le pueda servir como modelo para transmitir cualidades y experiencias a su autómata, alguien que sea especial, vivaz, imaginativo y divertido se topará con que el candidato ideal es precisamente su sobrina, una niña de 10 años llamada Eva - encarnada por la joven debutante Claudia Vega, una de las grandes revelaciones de la película -.

Una historia de amor

En el guión ha colaborado el dramaturgo Sergi Belbel, y está realizada sin estridencias y con absoluta corrección formal. Cromáticamente Kike Maíllo utiliza ese blanco de la nieve que rodea Santa Irene para enlazarlo con la supuesta frialdad de los ingenios mecánicos que se desarrollan allí; y el rojo del abrigo de la pequeña Eva para destacar la vivacidad y calor de ésta.

Como curiosidad, las escenas de Alex trabajando en el cerebro sintético de los robots, y siguiendo con las referencias a Spielberg, recuerdan a las de Tom Cruise en Minority Report. Y las dosis de humor, bastante inspiradas, las pone Lluís Homar como el fiel y eficaz sirviente o o el gato mecánico que es la mascota del protagonista.

Puede que Eva no sea una película para llegar a entusiasmar, que en resumidas cuentas sea una historia de amor- maternal y paternal, o de amores imposibles -, de debatir sobre si debe el deber, valga la redundancia, anteponerse al amor; pero posee esa condición de rara avis dentro de nuestra cinematografía, a la par que nos permite reflexionar sobre aquello de ¿soñarán algún día los androides con ovejas eléctricas? Y si fuera así, ¿les querremos incluso más?.

Eva tiene previsto estrenarse en nuestros cines el 28 de octubre.


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