Era conocido en el mundo entero en una época en que la promoción resultaba difícil y no tenía carácter planetario. Harry Houdini (1874-1926) fue el primer ilusionista que obtuvo la consideración de ídolo de masas.

La exposición Houdini: Art and Magic (Houdini: Arte y magia), que se exhibe en el Contemporary Jewish Musem de San Francisco (EE UU), recopila casi toda la documentación sobre la vida del rey del escapismo, un hombre provocador que rompió los cánones de su profesión y levantó pasiones y leyendas en torno a su vida y muerte.

Nacido en Hungría, hijo de un rabino judío, su verdadero nombre era Erik Weisz (luego se lo cambió a Erich Weiss), siempre se sintió fascinado por el mundo del ilusionismo. A los 12 años se escapó de casa para intentar trabajar en un circo. La familia lo pilló y tuvo que conformarse con entrenar su cuerpo para el futuro que soñaba. Estaba obsesionado con el boxeo, la natación y el atletismo.

Cuando leyó un libro de memorias de Jean Eugène Robert-Houdin (1805-1871), el padre de la magia moderna, quedó definitivamente prendado. Desde entonces cambió su nombre, añadiéndole una i al final para indicar parecido a Houdin.

Houdini comenzó a actuar a partir de la década de los años noventa del siglo XIX. Se presentaba con su esposa, Bess, en números que jugaban con la idea de la metamorfosis. También incluía los escapismos, que le hicieron mundialmente famoso.

Tenía muy claro la manera de alcanzar a las masas y promocionarse -también en eso fue un pionero-. Solía organizar actuaciones al aire libre, frente a las oficinas de los diarios de mayor tirada. Era capaz de colgarse de un edificio, amarrado boca abajo con una camisa de fuerza, cadenas y candados, y congregar a decenas de miles de personas para asistir al espectáculo.

Esposas, grilletes, cajones... nada podía resistírsele. La exposición muestra casi doscientos objetos de la parafernalia utilizada por Houdini. Hay muchas fotos, carteles, las pocas grabaciones de cine mudo del mago que han sobrevivido y una recreación de la Celda de Tortura de Agua, un tanque de paredes de cristal en las que el mago era introducido. También se exhiben su diarios personales.

El poder casi legendario de Houdini y su permanencia se percibe en una de las secciones de la muestra, donde 26 artistas contemporáneos muestran obras inspiradas en el ilusionista. Hay piezas de, entre otros, Matthew Barney, Whitney Bedford, Joe Coleman y Petah Coyne.

Un ídolo mundial en vida, amigo de personalidades como Theodore Roosevelt, Charlie Chaplin, and Sarah Bernhardt, Houdini murió el día de Halloween de 1926. Aunque se han difundido varias hipótesis (envenamiento, ahogo...), lo cierto es que se trató de un accidente bastante trágico. Un estudiante que fue a verlo al camerino fue invitado a golpear a Houdini en el vientre para comprobar su fuerza. El mago padecía una incipiente infección de apéndice y el puñetazo la agravó. Falleció de peritonitis.