Un 25% de los escolares y entre el 5 y el 10% de los preescolares tienen problemas de visión

Los expertos advierten de la importancia de detectar a tiempo las patologías como 'ojo vago'
Niños Jugando En Una Ludoteca
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EP/SOLARES
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El 25 por ciento de los escolares y entre el 5 y el 10 por ciento de los preescolares tienen problemas visuales —ambliopía y 'ojo vago', miopía, hipermetropía o estrabismo— debidos al esfuerzo al que someten sus ojos a lo largo del día, según explica el doctor Emanuel Barberá, oftalmólogo del Hospital Oftalmológico USP Santa Teresa.

En este sentido, el experto alerta de los peligros que conlleva el sobreesfuerzo visual que realizan los niños en la actualidad, ya que, con el inicio del curso, los ojos de los escolares están a pleno rendimiento. Así, a las horas lectivas se suman determinadas actividades extraescolares, como los deberes, y, posteriormente, los menores tienen como actividades de ocio la consola, el ordenador, la televisión o la lectura.

El llamado 'ojo vago' o ambliopía es la patología más frecuente de baja agudeza visual en niños y jóvenes, y es 10 veces más frecuente que cualquier traumatismo o enfermedad ocular. La ambliopía consiste en la disminución de la agudeza visual sin que existan alteraciones orgánicas o patológicas que la justifiquen.

"La mayoría de las ambliopías pueden ser tratadas con éxito durante la primera infancia, es decir hasta los 9 o 10 años de vida. Para ello, ha de detectarse en las etapas precoces de la vida, ya que es cuando se está desarrollando el sistema sensorial y el motor visual", ha explicado este experto.

A este respecto, ha indicado que si no se tratan en esta época, posteriormente "no habrá ningún tipo de tratamiento que sea efectivo", debido a que un ojo que no aprendió a ver desde un principio, a partir de los 10 años ya se le han terminado las posibilidades de aprender. "Será ya un ojo vago para toda la vida", ha apostillado.

El oftalmólogo apunta que, "en muchas ocasiones, los niños no se quejan de los problemas de visión, por lo que resulta complicado detectarlos", por lo que —ha incidido— "es importante llevar a cabo revisiones visuales y evaluar también la capacidad de comprensión". Lo recomendable es acudir a la consulta del oftalmólogo al menos una vez al año y preferiblemente en el inicio del curso escolar.

Signos para detectar patologías

Con todo, hay signos que pueden hacer pensar que el niño tiene problemas de visión, como fruncir el ceño, guiñar los ojos o girar la cabeza y el cuello para mirar de lejos o de cerca.

También deben fijarse si al niño se le irritan los ojos cuando escribe o lee, le escuecen y se frota los párpados con frecuencia, si se queja habitualmente de dolores de cabeza o tropieza con facilidad, consecuencia de la deficiencia en la sensación de profundidad.

Los hijos de padres con problemas visuales son los pacientes con mayor riesgo, por ello en este caso se debe prestar una mayor atención.

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