La joven de la perla, La lechera, La encajera que obsesionó a Salvador Dalí, La luminosidad de la piel de una joven tocando la guitarra... Las mujeres fueron uno de los temas clave de la obra del holandés Johannes Vermeer (1632-1675).
No eran guapas en el sentido convencional: él les daba presencia, las retrataba equilibradas y dignas en un contexto que las hacía bellas. Aunque se sabe que existieron y algunas posaron más de una vez, ninguna ha podido ser identificada.
El museo Fitzwilliam de Cambridge (Reino Unido) inaugura Vermeer's Women: Secrets and Silence (Las mujeres de Vermeer: Secretos y silencio), una exposición que explora el atractivo misterioso de las mujeres que el maestro flamenco del siglo XVII inmortalizó.
El mundo privado femenino
Obras maestras como La Encajera (1669-70) o Mujer sentada tocando la espineta (1670-72) permiten a la muestra analizar los detallados interiores domésticos del artista, descubriendo el mundo privado femenino de la época.
Las escenas de costura, cocina, compras, la cría de los niños, mujeres tocando instrumentos, leyendo o soñando despiertas están enmarcardas por pasillos, ventanas y puertas que dan la sensación al espectador de estar asistiendo a un momento privado escondido en la intimidad doméstica.
Con Vermeer como maestro principal, la muestra del museo Fitzwilliam cuenta con escenas femeninas de autores coetáneos -algunos más famosos que él en la época- como Gerrit Dou, Jacobus Vrel, Gerard ter Borch o Pieter de Hooch, que completan esta exquisita visión del mundo femenino en la pintura flamenca.
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