Se considera digno heredero de grandes autores teatrales británicos como Pinter y Osborne y sus obras beben directamente de maestros como Chéjov y Beckett. Desde su primer texto, Rosencrantz y Guildenstern han muerto (1967), hasta el más reciente Rock’n’Roll, todos sus trabajos beben de dos fuentes comunes: la mezcla de lo cómico (o irónico) y lo intelectual.

Gracias al ciclo Una mirada al mundo organizado por el Centro Dramático Nacional, llega a Madrid una de las obras cumbre de Tom Stoppard: La costa de la utopía. Un mastodóntico montaje de más de nueve horas de duración, que se podrá ver dividido en tres partes (28, 29 y 30 de septiembre) o de un tirón (1 de octubre).

De la mano del RAMT (Teatro Académico de la Juventud de Rusia) emprenderemos un intenso viaje por la Rusia del siglo XIX, que reúne sobre el escenario a una generación de intelectuales comprometidos con el fin de la servidumbre del campesinado, el autoritarismo de los zares y la falta de justicia y libertad. En pocas palabras: la visión stoppardiana del origen del pensamiento de izquierda. Como dice su traductor al ruso, Arkadi Ostrovski: «Stoppard devuelve a Rusia su propio retrato pero este retrato nos recuerda nuestros propios rasgos perdidos». El montaje podrá verse a continuación en el Teatre Lliure de Barcelona.

LA COSTA DE UTOPÍA. Madrid (Teatro Valle-Inclán) / Del 28 de septiembre al 1 de octubre / cdn.mcu.es / Barcelona (Teatre Lliure) / Del 5 al 8 de octubre / www.teatrelliure.com