Un superhéroe indefinido muestra las miserias diarias de un ser humano corriente: la dificultad de abrir un bote, la multa de aparcamiento, la docena de huevos que se rompe al caerse de la bolsa, el atragantamiento en un restaurante de alto copete...

Andreas Englund (Falun-Suecia, 1974) es artista y director de arte en Estocolmo. Le gusta contar historias y conectar con su interlocutor. Cuando pinta no es diferente: "quiero crear obras que comuniquen historias, con elementos narrativos en una sola imagen".

Su "no-tan-perfecto superhéroe" es una manera de narrar ideas y conectar con el espectador. Englund quiere retratar defectos "para que otros se puedan relacionar con la persona que hay tras la máscara, compartir sentimientos y experiencias".

En una mezcla de humor y tragedia, el personaje no busca transmitir más decadencia o burla que la que nosotros sintamos al imaginarnos en esa situación.

La serie hace un repaso por la vida del personaje de traje ajustado, calzoncillos por fuera y botas altas. Aunque está retratado en su infancia (montado sobre un perro) o de joven en el dentista, las escenas del superhéroe mayor son las que más comentarios suscitan.

"En la mitad de las pinturas, no es tan mayor", dice Englund, que se ha encontrado con muchos que creen estar ante un anciano en casi todas las situaciones.

El cuadro en que el héroe sobrevuela la ciudad mientras orina es un ejemplo de esta confusión: "Se supone que es joven, pero está enfadado con la ciudad, tiene muchas ganas de orinar o le da vagancia bajar y buscar un lugar. La gente piensa que tiene la vejiga floja".