Los comicios legislativos en la ciudad-estado de Berlín este domingo cierran el maratoniano año electoral de Alemania, en el que los partidos de la coalición de la canciller, Angela Merkel, ha cosechado prácticamente una derrota tras otra en las siete citas a las urnas celebradas desde febrero.

El annus horribilis electoral de la canciller se cerrará previsiblemente con un nuevo revés, toda vez que las encuestas anuncian unánimemente un triunfo de la oposición socialdemócrata (SPD) y la revalidación en el cargo como alcalde-gobernador de Klaus Wowereit.

Los sondeos coinciden en adjudicar al SPD que lidera Wowereit hasta un 32% de votos, diez puntos mas que la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, mientras Los Verdes serán la tercera fuerza con un 19% de sufragios, seguidos de La Izquierda con hasta un 11%.

Esta prevista constelación acabará con casi diez años de gobierno de coalición roji-roja entre el SPD y La Izquierda, y abre la perspectiva de una nueva alianza entre socialdemócratas y Los Verdes, como las que gobiernan en un importante número de otros estados federados germanos.

La sensación electoral en los comicios de Berlín correrá por cuenta de la formación rebelde Los Piratas, integrada por expertos informáticos que defienden la libertad total en la red, que se espera acceda por primera vez a un parlamento regional alemán apoyados por el voto joven y de protesta.

Los Piratas ocuparán seguramente los escaños que dejará vacantes el Partido Liberal (FDP), socio menor de la coalición de Merkel a nivel federal, al que los sondeos vaticinan unos resultados muy por debajo del 5 % necesario para conseguir representación parlamentaria.

Los liberales han perdido en lo que va de año la representación parlamentaria en los estados de Mecklemburgo-Antepomerania, Rdenania-Palatinado, Baden-Württemberg, Bremen y Sajonia-Anhalt y se están viendo abocados a una lucha por la supervivencia política.

La crítica situación del FDP es la causa, según los observadores políticos, de la crisis abierta en el seno de la coalición gubernamental y las desavenencias entre la CDU y el FDP en asuntos como el rescate del euro, en el que los liberales se rebelan contra nuevas ayudas a países en dificultades financieras para sacar réditos electorales.

Un amplio sector de los liberales amenaza con obstaculizar la votación en el Bundestag (Parlamento federal) a finales de mes de la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), con lo que la coalición de Merkel no contaría con una mayoría propia en la cámara baja.

El esperado apoyo al proyecto de ley de la oposición socialdemócrata y verde garantiza su aprobación, pero Merkel, que también lucha contra la resistencia de diputados cristianodemócratas y socialcristianos bávaros, no podría seguir encabezando una coalición que no respalda su política.

La prensa alemana especula incluso con cambios en el gabinete de Merkel tras las elecciones de la capital alemana, con el posible cese del titular de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle, liquidado por sus propios correligionarios, que le consideran el principal culpable de la cadena de fracasos electorales.

Aunque el propio secretario general del FDP, Christian Lindner, se apresuró a desmentir esa posibilidad, la espada de Damocles pende sobre la cabeza de Westerwelle desde que la pasada primavera se viese forzado a abandonar la presidencia de los liberales al cosechar su partido las primeras derrotas electorales.