La Fiscalía de Huelva ha pedido una multa de 300 euros de multa a Elena Masera, la madre de la niña que murió en diciembre de 2005 en el Hospital Juan Ramón Jiménez en Huelva por una supuesta negligencia médica, a causa de una mortal infección tras ser operada de apendicitis, por faltas de amenazas y lesiones por los hechos que tuvieron lugar un año después de la muerte de su hija, cuando llevó una cesta con chocolatinas y una carta en su interior escrita en primera persona, como si la hubiese escrito la pequeña, en la que les decía a los presuntos culpables que "les regalaba estos chocolates, que no se podrá comer ella al haber fallecido", momento en el que supuestamente increpó y lesionó a personal del centro.

Según han informado a Europa Press fuentes del Ministerio Fiscal, Masera ha sido juzgada en el juzgado de Instrucción número 1 en esta semana y el asunto ha quedado visto para sentencia.

Por su parte, Elena Masera ha asegurado haberse sentido "indignada" durante el juicio porque los denunciantes, dos personas finalmente de las seis que en un principio interpusieron la denuncia, "no han hecho más que mentir" ya que cuando se produjeron los hechos, ha relatado, su intención era llevar al citado centro hospitalario, un año después de la muerte de su hija, una cesta con chocolatinas.

Pero, según prosigue Masera, tras ello "una enfermera me preguntó que quién era y le dije que era la madre de Ch.L.M., y me respondió que quién era esa, monté en cólera, le tiré la cesta y ya no me acuerdo de nada más".

El pasado mes de abril el Juzgado de Instrucción número 2 de Huelva imputó a cuatro médicos del Hospital Juan Ramón Jiménez por un presunto delito de homicidio por imprudencia profesional, tras la muerte de esta menor, un juicio para el que aún no hay fecha.

Cuando sucedieron los hechos, en diciembre de 2005, la familia de la niña presentó una denuncia en el citado juzgado con el fin de que se investigara esta presunta negligencia en la muerte de la menor, que ingresó el 24 de diciembre de 2005 aquejada de una apendicitis y falleció tres días después a causa de una mortal infección.

En esas fechas, la madre de la menor lamentó que, a pesar de que su hija "se quejaba de fuertes dolores en la tripa y tenía fiebres muy altas tras una operación de apendicitis que los médicos calificaron de normal, los facultativos no hicieron nada por determinar el origen de estos síntomas, que desembocaron en su muerte".

La madre de la menor fallecida comentó que, a pesar de su intranquilidad y de su llamada a los médicos, "éstos insistían en que se trataba de un cuadro médico normal de un postoperatorio, que se había visto agravado por una gastroenteritis, sin que le hicieran ningún tipo de pruebas, a pesar de que se pasaban a ver a la niña a la habitación".

"amaneció morada y muy débil"

Esta situación se fue agravando, según apuntó Masera, hasta el día 27 por la mañana, en que, "después de dos noches sin dormir por los fuertes dolores y a pesar de los calmantes que le habían puesto, la pequeña amaneció morada y muy débil, por lo que fue trasladada de urgencia a la UCI, donde murió horas más tardes sin que los médicos pudieran hacer nada por reanimarla de una parada cardiaca originada por la infección".

La madre de la menor apuntó que los médicos le dijeron que la afección de la pequeña había derivado en una peritonitis que había infectado a la niña, de forma que "la inflamación que presentaba en la tripa se debía a la pus de la infección".