La Capilla Laica que se realiza en el Cementerio de León y en la que figurarán los datos de 1.479 fusilados durante el Franquismo será inaugurada en otoño tras varios retrasos en el proyecto y a falta de rematar algunas "obras menores".

Dos años después de que se iniciaran las obras, el proyecto se culminará en las próximas semanas. La iniciativa fue planteada como moción al Ayuntamiento de León hace siete años, en noviembre de 2004; se aprobó en pleno municipal en marzo de 2005 por unanimidad y comenzó a ejecutarse en verano de 2009.

Según la Junta Directiva de la Asociación Foro por la Memoria de León a finales del presente mes o en octubre será inaugurado el monumento en una ceremonia en la que las familias de los represaliados serán las protagonistas, encargadas de colocar personalmente las placas de metacrilato con los nombres, apellidos, edad y fecha en la que fueron fusilados sus familiares.

De esta forma, la iniciativa no sólo recordará los nombres de los represaliados y las ideas que defendieron, sino que transformará el espacio en un lugar "de la memoria" frente al olvido propiciado por la dictadura.

La Capilla Laica es una iniciativa impulsada por el Foro por la Memoria y la Asociación de Estudios sobre la Represión en León (Aerle). Según explicó en su día el presidente de Foro por la Memoria en León, Eduardo Silva, el censo se elaboró tras varios años de trabajo, ya que los restos de la fosa común fueron removidos en varias ocasiones, se construyeron nichos encima y la exhumación de los cuerpos resultaba "imposible".

El monumento

En las paredes laterales del monumento, dos muros de hormigón convergentes cuyo interior está recubierto de madera, se introducirán las placas de metacrilato donde irán los datos de cada represaliado.

Se intercalarán 935 placas a cada lado más tres con los colores republicanos, lo que supondrá un total de 1.873 placas, número simbólico que alude al año de la proclamación de la Primera República, en referencia a la continuidad republicana y la lucha por unos valores democráticos y republicanos por los que lucharon aquellos hombres y mujeres fusilados y represaliados a los que se conmemora con el monumento.

El arquitecto del proyecto, Óscar García, ha tratado de que el espacio se destine a la meditación y el recuerdo, ya que se ha separado el recinto del resto del cementerio mediante muros de hormigón, que "le dan una sensación de tranquilidad y recogimiento".

En el exterior aparece un grupo de siluetas de personas entrelazadas como parte de una colectividad de destinos similares por las ideas que defendían, la de los represaliados que sufrieron el mismo destino, la fosa común, según el director del proyecto de la obra.

Las siluetas recorren el muro hasta hundirse en el suelo y la mano de la última se introduce en el muro de hormigón para indicar la dirección del motivo escultórico que se alza en la convergencia final de los dos muros, como enlace y conexión de toda la obra. La obra se completará con un motivo escultórico realizado en metacrilato blanco que simbolizará la memoria histórica que aflora desde el olvido.