La mirada española del 11-S

  • Sin televisión de por medio, la colonia de españoles en Manhattan vivió a pie de calle los atentados. Sintieron caos, pánico, horror y angustia.
  • El ataque terrorista dejó un mensaje: el país más poderoso era vulnerable.
Las torres gemelas, ante el principio de su fin.
Las torres gemelas, ante el principio de su fin.
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Las torres gemelas, ante el principio de su fin.

Algo más que miedo. Diez años después, el gallego Antonio Lampón (63 años) intenta poner palabras a lo que vio el 11-S de 2001 desde un tejado de Park Avenue, en el corazón de Manhattan. El segundo avión secuestrado por los terroristas acababa de impactar contra la torre Sur del World Trade Center (WTC). "Miedo es una palabra que no describe ese momento. Es una sensación que te corta el alma, te deja paralizado... ni siquiera te deja sentir miedo porque eres incapaz de reaccionar", recuerda.

Y, de pronto, el caos. La televisión transmitió esas imágenes al mundo entero, pero el espectador no llegó a ser consciente del olor que se respiraba en la ciudad. "Nunca se me olvidará; ni eso ni la nube de polvo y suciedad que vino justo después. La gente se movía de un lado a otro, pero sin saber qué hacer... parecían auténticos zombis", añade Lampón.

En medio de esa confusión, la asturiana Nieves Jamart intentaba ponerse en contacto con los suyos. Las líneas, saturadas. Pero logró hablar con su hermano, de visita en la ciudad, para decirle que no saliera de casa. La angustia no acabó ahí. Su marido estaba volando la mañana del 11-S y no pudo contactar con él hasta por la tarde.

Antes de eso, Nieves se fue a casa de un amigo en el West Village y, de camino, vio el fuego y el humo saliendo de las torres. "De repente se desmoronaron y solo se pudo ver una nube blanca", recuerda. Y empezó a cruzarse por la calle con "mucha gente que estaba cubierta de pies a cabeza por ese polvo". Horas después pudo coger un ferry en dirección a Nueva Jersey, y desde él contempló lo que ya era la zona cero. A su lado, una de tantas historias que ha dejado el 11-S. Un pasajero, en estado de shock, le comenta que trabajaba en las torres, pero que ese día "se había dormido porque su despertador se había quedado sin pilas".

El ataque terrorista dejó un mensaje: el país más poderoso era vulnerable. "El león herido", resume Carlos García de Dios, un joven coruñés que lleva 10 años en Nueva York, pero al que el 11-S sorprendió en Galicia, donde estaba pasando unos días. Nunca olvidará su regreso a Manhattan, "el boquete, el cambio total en el 'skyline'..., todo lo que has visto, ya no existe de repente".

Rutina

A dos días de cumplirse una década del 11-S, las cifras siguen mareando: 2.973 muertos confirmados, según los datos de  la investigación oficial. ¿Hay miedo en Manhattan a nuevos ataques? Nieves asegura que la ciudad "cambió mucho ese día, y la gente empezó a tenerlo; algo que todavía se puede notar en ocasiones".

Pero la mirada española coincide en que Nueva York is different, "un oasis en mitad de EE UU", asegura Carlos. Una sociedad con una rutina frenética. Incapaz de olvidar, pero con un día a día que no para. "Las celebraciones se hacen con mucho respeto, pero aquí la rutina no se puede frenar", añade Antonio. Quizás por eso es la ciudad que nunca duerme. A pesar de las peores pesadillas.

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