La más reciente se hizo pública ayer. Tres adolescentes de Castellón (tienen entre 14 y 15 años) se dedicaron el viernes pasado a circular en dirección contraria por calles del Grao para obligar a los coches a frenar. Los niños lo grabaron todo con el teléfono móvil.

Cogidos in fraganti

Un vecino se percató de esta gamberrada que ponía en grave peligro a conductores, peatones y a los niños, y avisó a la Policía Local. Una patrulla se desplazó hasta la zona indicada y pilló a los niños en plena faena.

Los agentes los obligaron a salir de la calzada y, tras retenerlos, les confiscaron sus ‘armas’: las bicicletas y los teléfonos móviles.

Los tres menores fueron trasladados a comisaría, donde prestaron declaración y luego quedaron a cargo de sus padres. La Fiscalía ha iniciado una investigación sobre los hechos.

Sin ir más lejos, la semana pasada, la Guardia Civil detuvo a cuatro chicos, de entre 15 y 17 años, por presuntamente agredir y vejar a otro menor de 14 años en Almoradí y grabarlo todo con el móvil. Los padres denunciaron vejaciones en dos ocasiones. La última de ellas fue en abril y el niño tuvo que ser atendido en un centro de salud tras recibir una paliza.

En febrero y en Xàtiva, seis alumnas de un instituto fueron expulsadas tras grabar una pelea multitudinaria con el teléfono. El centro ha prohibido que los alumnos usen el móvil en las aulas.

Dinos

... qué opinas

Cuéntanoslo en...

E-mail: nosevendevalencia@20minutos.es

Correo: Xàtiva, 15, 4, 46002. Valencia.

O en www.20minutos.es

¿Funciona la teoría del contagio?

Expertos del Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia explican que entre los jóvenes puede funcionar la teoría del contagio: se utilizan nuevas tecnologías para difundir una forma de agresión que los receptores del mensaje pueden imitar. También dicen que poder ver una y otra vez la grabación aumentaría el placer del agresor. Por su parte, Educación recomienda que cada centro educativo regule el uso del móvil y lo recoja en su reglamento. La mayoría de centros ya exigen a sus alumnos que apaguen el móvil para evitar, entre otras cosas, «que jueguen o hablen en clase».