Tres meses. Ese fue el plazo que se dio el secretario de infraestructuras del Ministerio de Fomento, Víctor Morlán, el pasado 22 de septiembre de 2010 para presentar un plan de financiación que posibilitara la ejecución de la estación central del AVE diseñada por el arquitecto César Portela.

Morlán ya advirtió en aquel momento de que la infraestructura sólo podría ser una realidad si una empresa se hacía cargo del coste de las obras a cambio de concederle por un plazo limitado la explotación de la zona comercial.

Así lo acordó junto a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el entonces conseller de Infraestructuras, Mario Flores, ante la imposibilidad de cubrir el coste del proyecto cifrado en 221 millones de euros con las cuatro torres de viviendas de 25 alturas que se construirán en los laterales del parque, por la actual crisis económica.

Sin embargo, ha pasado ya un año desde que Morlán adquirió públicamente aquel compromiso y, hasta ahora, nada más se ha vuelto a saber al respecto. Desde Fomento aseguraron ayer que «se está trabajando intensamente para lograr una solución».

Esta demora es más grave de lo que parece porque repercutirá también a la ejecución del Parque Central de 260.000 metros cuadrados que sustituirá a la actual playa de vías, cuyo diseño corre a cargo de la prestigiosa paisajista Katheryn Gustafson.

En este sentido, Barberá ya explicó que iniciarían los primeros trabajos del Parque por los extremos de Ruzafa y San Vicente a finales de este año para agilizar las obras. Sin embargo, las de la estación definitiva y las de soterramiento de las vías tienen un plazo de cuatro años y hasta que no se terminen, no se podrá culminar la mayor parte del Parque.

En cuanto a la estación central, el edificio contempla andenes subterráneos para todas las líneas de Renfe y estará ubicado entre la estación del Norte y el actual túnel de Germanías, que desaparecerá.

Perjuicio a viajeros y comercios

Tanto los viajeros de larga distancia como los comercios de las estaciones del norte y de Joaquín Sorolla son los principales perjudicados por el retraso. Los primeros porque deben apearse a 800 metros del centro histórico y los segundos porque la afluencia de clientes se reduce al dividirse entre ambas estaciones.