El motor económico de Galicia prospera gracias a la industria y los servicios, pero sin renunciar a su lado rural. En Vigo, todavía viven de la ganadería, la agricultura y la pesca 2.336 personas, según el INE. Y ese gusto por lo auténtico se deja notar en pleno casco urbano.Desde O Calvario hasta Bouzas, es posible encontrar una huerta con berzas anexa a un bloque gris de edificios, a cuatro pasos de la plaza de España o en plena avenida de Madrid. Incluso en barrios de altas torres, como Coia, se mantienen calles enteras con casas de campo.
Más allá de las pequeñas explotaciones para el autoconsumo, los agricultores o ganaderos a tiempo completo son más bien pocos, apenas 663 en toda la ciudad, aunque resisten mejor el paso del tiempo que los empleados del sector pesquero, cuya cifra total cayó un 38% en diez años, hasta 1.673.
Del campo, en ese tiempo, se desvincularon sólo el 20% de los trabajadores, aunque tienen difícil relevo. Las vocaciones agrícolas son escasas, y prueba de ello es que la Oficina Comarcal de Medio Rural está en O Porriño.
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