El auténtico demonio Valak da más miedo que las películas de 'La monja'

Aunque una señora con hábito, los ojos inyectados en sangre y afición al parkour ya asusta bastante, los manuales clásicos de demonología van más lejos que los spin-offs religiosos de la saga 'Expediente Warren'.
Valak en 'La monja II'
Valak en 'La monja II'
Cinemanía
Valak en 'La monja II'

La monja II va camino de repetir el mismo milagro que su predecesora. La secuela del, hasta el momento, spin-off más exitoso de la saga Expediente Warren ha arrancado con muy buen pie su recorrido en la taquilla global: en el primer fin de semana ya ha recaudado 85,3 millones de dólares en todo el mundo, dejando muy atrás la amortización de los 38,5 millones de su presupuesto.

En la secuela, Taissa Farmiga recupera su papel como la hermana Irene, quien tiene experiencia enfrentándose a la monja demoniaca que da nombre a la saga. Este ser sembró el terror en el monasterio de Cârta, en el sur de Transilvania (Rumanía), y en La monja II la acción se desarrolla principalmente en Francia, en una iglesia de Tarascón, cuatro años después de los eventos de la película anterior.

La historia de La monja, cuyo guion firmó Gary Dauberman con James Wan, se ambientaba en 1952 para explicar los orígenes de la monja que acosaba a Lorraine Warren (Vera Farmiga) en Expediente Warren: El caso Enfield, donde ya tenía una inspiración muy distinguida en un ser clásico de la demonología.

Tanto en El caso Enfield como en las películas de La monja se identifica a esta terrorífica figura diabólica vestida con hábito y aficionada al acecho desde las sombras con un demonio llamado Valak; también conocido como Volac, Valu o Ualac, entre otras transliteraciones. Dicha criatura ha aparecido nombrada en numerosos grimorios a lo largo de la historia de la humanidad.

En dichos libros, que en la Edad Media funcionaban como manuales de magia con instrucciones para conjurar demonios y realizar hechizos, Valak nunca se asocia a la figura de una monja como en esta saga de terror, sino a una imagen ligeramente más inquietante.

En la Clave de Salomón, el más estupendo grimorio del Renacimiento italiano, Valak era descrito como un niño de apariencia angelical y con alas de querubín que cabalga sobre un dragón de dos cabezas.

Algo más bien así:

El auténtico demonio Valak da más miedo que 'La monja'

Dicho incunable, atribuido al mismísimo rey Salomón, dio pie unos pocos siglos después al Lemegeton Clavicula Salomonis La llave menor de Salomón, otro manual mágico del siglo XVII donde se menciona que Valak es el Gran Presidente del Infierno, con una legión de 38 demonios a sus órdenes.

En fin, todo eso fue descartado por James Wan a la hora de buscar una forma definitiva para la manifestación de Valak en Expediente Warren: El caso Enfield y así se ha mantenido en su saga de spin-offs.

En El caso Enfield, Lorraine Warren veía a la monja en dos ocasiones: en el exorcismo de Amityville como premonición de lo que estaba por venir y en el de Enfield, donde la derrotaban.

El auténtico demonio Valak da más miedo que 'La monja'

De hecho, el director no tuvo clara la decisión de dar aspecto de monja a la big boss de su película –la auténtica Lorraine Warren solo hablaba de haber sido atormentada por un espíritu encapuchado y con forma de remolino– hasta uno de los últimos estadios de la producción.

Sin embargo, con ocasión de La monja se rescataron algunas características primigenias de Valak, como la capacidad de tomar otras formas sin restringirse exclusivamente al hábito monjil o la particular habilidad para comunicarse con las serpientes (sin necesidad de aprender a hablar pársel ni nada de eso) que se le atribuye. Eso sí, parece que la afición por aparecer detrás de la gente en espejos o cuadros le viene de largo.

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