Una vida en segundo plano

A su discreción se deben los buenos recuerdos de Sevilla que se llevaron de Diana de Gales a Silvia Kristel, Miterrand o Kraus

Cuatro décadas de vivencias e historias. Mauricio nació hace 69 años en el barrio de La Magdalena, creció en La Alfalfa y estudió derecho.

Pero su verdadera vocación estaba en el protocolo. «En agosto de 1965, me llamaron para hacer labores de secretaría y protocolo en la Diputación. A los tres meses me di cuenta de que eso era lo que de verdad me gustaba».

En el Gobierno Civil ocupó su primera plaza de jefe de protocolo. Durante dos años desempeña su labor en la Junta de Andalucía con el primer Gobierno autonómico y, finalmente, en 1984, se traslada al Ayuntamiento.

Allí va a permanecer hasta su jubilación hace sólo unos días como jefe de protocolo de la casa grande sevillana. «Recuerdo el año 1992 como el más importante en mi carrera. Llegaron jefes de Estado de todo el mundo.

También la boda de la Infanta Doña Elena, y en los días posteriores, la presentación oficial de la bandera de Sevilla con la presencia de el Rey». Mauricio también recuerda la presencia en Sevilla de la actriz Silvia Kristel, la protagonista de la película Enmanuelle, cuando acudió a uno de los primeros festivales de cine que hace décadas tuvo Sevilla, o las luminarias de la Giralda en 1995.

Conoció también a grandes artistas que pasaron por el Ayuntamiento como Alfredo Kraus o Montserrat Caballé. En estos días, tras 21 años organizándolo, echa de menos el pregón de la Semana Santa. Son fechas clave en el calendario sevillano que gracias a su trabajo han conservado, y en muchos casos mejorado, la forma de entender las tradiciones de la ciudad. Ahora, Mauricio quiere dedicarse a la enseñanza de su profesión y a escribir. Su máxima sigue siendo la de siempre: «Estar en todo y pasar inadvertido».

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