Los pescadores cántabros están a punto de dar "prácticamente" por cerrada la "hecatombe" que está resultando la costera del bonito, que comenzó el pasado mes de junio, ante la escasez de pesca que se están 'tropezando' en la mar o las pequeñas dimensiones de los pocos peces que encuentran.

Es un fenómeno que los pescadores no "entienden" ni se saben explicar, según admite, en declaraciones a Europa Press el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, Manuel Vinatea, quien lo califica de "hecatombe" y señala que tenían otras expectativas, al haber comprobado que si había anchoa en el Cantábrico.

El representante del sector pone como ejemplo que a estas alturas de la costera apenas han movido 1,5 o 2 toneladas de bonito, cuando lo normal por estas fechas sería que se movieran en los niveles de entre 12 y 15 toneladas de pescado.

Y además, lo poco que han pescado fue en los primeros momentos de la costera, mientras que ahora lo que se encuentran son peces "pequeños", como los que suelen darse en la mar en los últimos momentos de la costera, para cuyo final deberían quedar meses.

Lo que se 'tropiezan' las embarcaciones cántabras es poco y de escasas dimensiones, más apropiado para la pesca deportiva o pequeños barcos de recreo, pero no con los pesos de doce o quince kilos a los que están habituados.

La consecuencia es que, "para ir subsistiendo", los barcos están renunciado al cerco para centrarse en artes como el cebo vivo, y tratando de compensar esta costera con otras especies, como el chicharro o la caballa, a los que "está yendo todo el mundo", según relata Vinatea.

Faenar con mayores dimensione no les compensa económicamente ni resulta "rentable" a embarcaciones con entre cuatro y diez marineros, que temen que apenas puedan pagar la Seguridad Social y el gasoil. "Si seguimos así, no hay quien lo arregle", advierte el representante de los pescadores cántabros.