Un grupo de niños saharauis sigue viviendo sus 'Vacaciones en paz' en la provincia de Teruel

Un grupo de 37 niños saharauis siguen viviendo un intenso verano en la provincia de Teruel, dentro del programa 'Vacaciones en paz' que, les permite estar alejados de unas condiciones de vida que no siempre son fáciles, en sus campamentos. Aquí conocen el mar, van a la piscina, hacen deporte, reciben una alimentación más sana y atención médica especializada.

Un grupo de 37 niños saharauis siguen viviendo un intenso verano en la provincia de Teruel, dentro del programa 'Vacaciones en paz' que, les permite estar alejados de unas condiciones de vida que no siempre son fáciles, en sus campamentos. Aquí conocen el mar, van a la piscina, hacen deporte, reciben una alimentación más sana y atención médica especializada.

Manuel Pascual, de la Asociación Amigos del Pueblo Saharaui de Teruel (Lestifta) ha explicado, en declaraciones a Europa Press que el principal objetivo de este programa vacacional es el de "sacar a los niños del desierto, de esas temperaturas tan altas", además, buscan "dotarles de una alimentación que incluyen verduras y frutas frescas, proteínas de carne y pescado y hacerles revisiones médicas profundas".

También consiguen que estos chicos "conozcan otra cultura diferente", sin olvidar la suya propia puesto que Pascual ha recordado que "estos niños son embajadores de la causa saharaui, recordándonos la problemática que vive su pueblo desde hace más de 35 años".

En los dos meses que están en Teruel van a la playa con sus familias, disfrutan de la piscina, van a colonias urbanas o practican deporte. Además, este año "hemos celebrado dos eventos de convivencia entre todas las familias y todos los niños que han venido".

Los niños viven muy intensamente estos días, aunque al principio "necesitan un periodo de adaptación porque es una cultura muy diferente". También es distinto el idioma, pero Manuel Pascual ha señalado que "son niños muy espabilados, así que el primer año, en dos meses lo entienden todo perfectamente", también porque en los colegios de los campamentos estudian el castellano como segunda lengua.

Así que, cuando llega el momento de la despedida, este año será el 20 de agosto, "no es fácil", sobre todo para los que saben que no podrán volver. Aún así, los niños lo viven con alegría "porque vuelven a sus casas, con sus familias, con sus amigos, al final dos meses se hacen largos". Manuel Pascual ha apuntado que ahora y gracias a las nuevas tecnologías "mantener el contacto con ellos, cuando están con sus familias es más sencillo que antes".

En total, este verano han venido 37 niños a toda la provincia, de la mano de las asociaciones Lestifta y Asaps. Los niños tienen entre 8 y 12 años y normalmente "vienen a la misma familia de acogida" por lo que "se crea un vínculo afectivo importante" entre el niño y su nueva familia.

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