Un informe denuncia que puede haber "dolor extremo" durante las ejecuciones con inyección letal

La inyección letal con la que se ejecuta a muchos condenados a muerte en EEUU puede causar fuerte dolor en la agonía, pese a lo que afirman sus defensores, según un estudio que publica Human Rights Watch.

La Constitución en EEUU prohibe que las ejecuciones de reos condenados a muerte se lleven a cabo con crueldad. Por eso, antes de que se le suministre las drogas letales, los condenados son anestesiados.

Precisamente ésa fue la clave que pospuso una pena de muerte a principios de año, cuando los anestesistas en la ejecución de Michael Morales pusieron en tela de duda que la anestesia realmente evitara el dolor.

Cruel incluso para los animales

Según el informe de Human Rights Watch, una de las sustancias que se usa en ese tipo de ejecuciones está considerada por los veterinarios como demasiado cruel para matar animales de compañía.

El informe se refiere al cloruro potásico, una de las tres sustancias que se administran en las ejecuciones por inyección letal en 38 estados de EEUU.

Primero la anestensia

El verdugo inyecta primero una sustancia que deja al reo inconsciente, después otra que lo paraliza -bromuro de pancuronio- y, finalmente, el cloruro potásico, que hace que el corazón deje de latir.

El informe acusa a los encargados de llevar a cabo las ejecuciones de no tomar los pasos necesarios para garantizar que la muerte se produce sin dolor.

Hay casos en los que los presos pueden haber padecido un dolor extremo durante sus ejecuciones

"Cada vez hay más pruebas de que hay presos que pueden haber padecido un dolor extremo durante sus ejecuciones. Esto no debería causar sorpresa, dado que los organismos responsables no han dado los pasos necesarios para garantizar que la ejecución se produzca sin dolor", explica Human Rights Watch.

Por ejemplo, el informe cita un caso en que se insertó una aguja de manera indebida a un reo, y otro en que un condenado sufrió convulsiones, abrió los ojos y pareció que intentaba respirar mientras moría.

A juicio de la organización, el problema es que en los casos en los que la anestesia falla, la sustancia paralizante puede impedir a los condenados que expresen el dolor que sienten.

Ola de cuestionamientos

El informe se produce en medio de una creciente polémica sobre esta modalidad de ejecución.

En Carolina del Norte, las autoridades de prisiones ejecutaron el viernes pasado a un reo por inyección letal y, por orden de un juez, durante el proceso estuvieron controlando sus ondas cerebrales para garantizar que no sufría dolor.

El Congreso tiene previsto el próximo miércoles estudiar si autoriza a un reo en Florida argumentar ante los tribunales de ese estado que su ejecución mediante inyección letal sería un castigo cruel y poco común.

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