Las actividades agrarias que registran unos índices más altos de siniestralidad son las relacionadas con el manejo de equipamiento agrario —como tractores—; el uso de productos fitosanitarios potencialmente peligrosos; y la realización de trabajos forestales —en especial, la tala de árboles—, ya que son los ámbitos que registran más accidentes.

Este dato ha sido destacado por la directora del Instituto Galego de Seguridade e Saúde Laboral (Issga), Adela Quinzá-Torroja, en la presentación del resultado del balance del primer año de convenio entre este organismo y los principales sindicatos agrarios, en el marco de una estrecha colaboración con la consellería de Medio Rural, y que se ha hecho público este martes en Santiago.

Así, la directora del Issga ha señalado que este acuerdo de colaboración gira en torno a tres ejes, que son el llevar a cabo "una campaña de información sobre los riesgos de los trabajos en el agro, actividades de formación con los sindicatos agrarios, y ejecutar reconocimientos médicos y de vigilancia específica por parte" del organismo.

Quinzá-Torroja ha afirmado que lo que se pretende es "agrupar sensibilidades y trabajos en torno al problema de los accidentes agrarios", en los que la mayoría de las veces son protagonistas "personas mayores, de más de 65 años, que no tienen ningún tipo de relación profesional con las tareas que desempeñan", según ha concretado.

En este sentido, ha incidido en que "la gran mayoría de accidentes que se producen en este sector no se pueden calificar como laborales", pero "la prensa los contabilice como tal", según ha matizado, ya que "los implicados eran en su gran mayoría personas jubiladas, no autónomos, que desempeñan estos trabajos en un marco familiar o de fin de semana".

Sensibilización de la población

La directora del Issga ha afirmado que durante este primer año de convenio, el balance ha sido "positivo", aunque las actuaciones que se han llevado a cabo están más relacionadas con el ámbito de la formación y prevención que con otro tipo de acciones más activas.

Quinzá-Torroja ha señalado que uno de los principales problemas con los que se han encontrado ha sido "las dificultades para llegar a la población de riesgo" a la que se dirigen, ya que "no se suelen encontrar agrupados en sindicatos, si no que se trata de una actividad muy atomizada", por lo que "se ha comenzado con el reparto de dípticos informativos en eventos como la Semana Verde de Silleda".