El acuarelista-profesor que enseñaba a pintar flores en la corte de María Antonieta

  • Joseph-Pierre Redouté fue el genio de la pintura floral en los siglos XVIII y XIX.
  • Por su precisión detallista las obras del artista belga aunan arte y ciencia. Ilustró a lo largo de su vida 50 volúmenes de botánica.
  • El museo Fitzwilliam de Cambridge expone su obra junto a la de los alumnos más destacados de la escuela de pintura que fundó en París.
Acuarela de Julie Ribault sobre el taller de dibujo de Redouté
Acuarela de Julie Ribault sobre el taller de dibujo de Redouté
© The Fitzwilliam Museum
Acuarela de Julie Ribault sobre el taller de dibujo de Redouté

Se recreaba en la vaporosidad de los pétalos, en los diminutos pelos de los tallos y el brillo carnoso de las hojas.

Al pintor belga Joseph-Pierre Redouté (1759-1840) lo llamaban "el Rafael de las flores". Entre los siglos XVIII y XIX fue internacionalmente conocido por sus acuarelas.

Los dibujos eran detallistas hasta el análisis. No es de extrañar que participara en publicaciones científicas e ilustrara a lo largo de su vida 50 volúmenes de botánica.

El museo Fitzwilliam de Cambridge (Reino Unido) expone Flower Drawings: Redouté and his Pupils (Dibujos florales: Redouté y sus discípulos), una celebración del artista y del maestro. La muestra tiene una sección dedicada a la obra del afamado pintor y otra con trabajos de sus mejores estudiantes.

El arte y la ciencia en una sola flor

En Francia el artista gozaba de un prestigio que le llevó a trabajar en la corte de la reina Maria Antonieta y, después de la Revolución Francesa, para la emperatriz Josefina -la mujer de Napoleón Bonaparte- para la que documentó en láminas las especies de su jardín privado.

No sólo dibujaba para la realeza, también enseñaba a las damas de la alta sociedad. Su capacidad didáctica lo llevó a inaugurar un colegio de dibujo botánico en París que contó con más de 80 alumnos, la mayoría mujeres.

Muchos de ellos terminaron siendo importantes pintores de flores. La muestra del museo Fitzwilliam destaca trabajos de algunas de sus discípulas nobles, como la princesa Luisa de Orleans (abuela materna del rey Juan Carlos I).

Peonías, magnolia macrophylla, metrosyderos glauca... Pintar flores era a partes iguales una tarea artística y un análisis científico. Tenía especial fijación por las rosas, que retrató durante toda su carrera, y por los lirios.

Fue mientras estudiaba un hermoso ejemplar de lirio que le había regalado un alumno cuando Redouté sufrió un ataque que lo llevó a la muerte. Tenía 80 años y había dedicado la vida a su pasión por unir arte y ciencia en una sola flor.

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