Experta en terapia ecuestre ve "fundamental" el entorno familiar para la evolución positiva del paciente

Sandra de Soto Galván, psicóloga y directora ejecutiva de la Fundación para el Desarrollo de las Terapias Ecuestres, ha reconocido el papel "fundamental" de la familia en la hipoterapia, como en cualquier proceso terapéutico, para la óptima evaluación de las necesidades y el entorno vital del paciente, así como para la evolución positiva del proceso rehabilitador.

Sandra de Soto Galván, psicóloga y directora ejecutiva de la Fundación para el Desarrollo de las Terapias Ecuestres, ha reconocido el papel "fundamental" de la familia en la hipoterapia, como en cualquier proceso terapéutico, para la óptima evaluación de las necesidades y el entorno vital del paciente, así como para la evolución positiva del proceso rehabilitador.

En declaraciones a Europa Press previas a la conferencia 'La familia en los programas de TE' que la terapeuta ecuestre ha ofrecido este jueves en el marco del curso 'Terapias ecuestres: aplicación a casos prácticos' que la Universidad Pablo de Olavide (UPO) organiza durante esta semana en su sede carmonense, la también coordinadora del seminario ha expuesto las herramientas con las que cuentan los padres y familiares de los pacientes en terapia ecuestre para extender los beneficios de la hipoterapia a todos los espectros de su vida.

Sandra de Soto Galván ha desarrollado los motivos de la importancia del entorno familiar, que ha definido como una fuente de información especialmente "valiosa" para acceder a los datos sobre el entorno social del paciente y poder así elaborar un perfil "exacto" de las necesidades derivadas del trastorno que permita el diseño de un programa de trabajo adecuado.

Además, Galván ha valorado la responsabilidad de "regulación" que tienen los familiares, quienes son informados "paulatinamente" sobre el trabajo desarrollado y los resultados del paciente. "Intentamos que los padres también puedan informarnos", ha afirmado la terapeuta, en relación a la observación del paciente y la manifestación de los resultados positivos de la hipoterapia en otros entornos ajenos como el familiar o escolar.

En este sentido, la psicóloga ha querido destacar la importancia de los familiares para continuar desarrollando el trabajo comenzado en la terapia ecuestre en otros ámbitos propios del paciente, ya que en muchas ocasiones el tiempo dedicado a la hipoterapia resulta insuficiente para "afianzar las habilidades, capacidades o aprendizajes". Así, el entorno familiar más cercano debe desarrollar una labor especial para que estos aprendizajes se generalicen en distintos contextos y permanezcan de forma estable en el tiempo.

Por otra parte, Galván ha hecho un recorrido por la evolución de la actitud de los familiares en consonancia con la mejora del paciente, que en una etapa inicial manifiestan "gran escepticismo" en torno a la terapia ecuestre, generado principalmente por el desconocimiento sobre los beneficios del trabajo con el animal. Es aquí, ha explicado la terapeuta, cuando el equipo de profesionales ofrece a la familia todo tipo de información y le explica que, junto al caballo, trabaja todo un grupo de terapeutas especializados. De esta forma, con la evidente evolución del paciente a lo largo de la terapia, los familiares reconocen la ayuda y la eficacia de esta práctica rehabilitadora.

Igualmente, Galván ha explicado que la separación de los pacientes menores de seis años de sus familiares para trabajar en un entorno extraño y junto a un animal de las dimensiones y características del caballo "siempre les impone", pero ha querido matizar la diferencia entre los pequeños que toleran la actividad desde el principio, permitiendo al equipo terapéutico incidir en el niño desde muy temprano, y aquellos menores que necesitan una fase de adaptación al medio ajeno, en la que además deben participar los padres o familiares cercanos.

Finalmente, la psicóloga ha reconocido la acogida positiva que en general tiene la terapia ecuestre entre sus distintos pacientes, que representan una amplia franja de edad desde los dieciocho meses hasta la etapa de senectud. Por último, ha definido la hipoterapia como una actividad "muy motivante y llamativa" para los pacientes, especialmente los pequeños, que permite un trabajo más profundo de los especialistas en el tratamiento de las distintas patologías.

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