El holandés Juul Kraijer (Assen, 1970) dibuja con el esmero de un renacentista, pero con la temática de un ciberpunk. Su obra, de acabado monocromático, es una esmerada exploración de posibles mutaciones entre el ser humano contemporáneo, metamorfosis en las que, por ejemplo, los insectos pueden delimitar la frontera de la piel.

Dice que quiere expresar "la voz de la mente interior" para provocar "cortocuitos de la razón" y llamar la atención sobre las transformaciones físicas como expresiones del ser y sus estados anímicos.

Saludado por la crírtica como uno de los talentos emergentes del panorama del arte europeo actual, Kraijer no se considera "moderno". Al contrario, entiende que la supuesta pretensión de ruptura del arte moderno implica "inocencia y arrogancia".

El dibujante, que suele trabajar con creyones y tizas, habla con 20minutos.es

¿Por qué cruza cuerpos humanos con animales o elementos de la naturaleza?

Muchos de mis dibujos muestran elementos naturales o animales fusionados o brotando del cuerpo humano para desenfocar la diferencia entre cuerpo y forma, entre el ser y el mundo que lo rodea. El cuerpo es el contenedor visible del ser, la mente y el cuerpo. La piel es la frontera, el borde, entre lo que es ser y lo que no lo es. Creo que mis trabajos utilizan el mundo exterior como un vehículo expresivo del mundo interior.

También rezuman soledad y aislamiento...

Los humanos nacemos solos, sufrimos solos y morimos solos. No tenemos la capacidad para fusionarnos con lo externo, aunque intentamos trascender esa unión de muchas formas. No ser necesariamente trágico, es como es. En mis dibujos hay un cierto grado de esa unión imposible con lo externo. Quizá se trate de una fusión mental expresada de una forma física: nuestro físico actuando como la encarnación de la mente.

Afirma que desea crear "cortocircuitos de la razón". ¿Desecha lo racional?

La razón, lo racional, son onmipresentes en la cultura occidental. Ocupan una posición de dominio en la conciencia humana, que por cierto es muy limitada en su alcance. Hay que salirse de esos límites para conseguir una percepción más amplia.

Háblenos de su técnica. Sus obras tiene apariencia clásica y, al mismo tiempo, desprenden sensación de atemporalidad.

Dibujar es un proceso largo de ideas que van madurando, pequeños bocetos o estudios... Todo eso puede llevar varios años. El trabajo final debe estar compuesto con gran meticulosidad, tras un proceso de afinado para que contenga las armonias y tensiones justas. Diría que mi obra es clásica, sí. No comparto la idea moderna de una ruptura dramática con la tradición. Me parece que es inocente y arrogante pensar que desde ahora el arte debe ser diferente. Mi obra es contemporánea. Si la ves en perspectiva te das cuenta de que sólo podría pertenecer a esta época. El arte no puede escapar de su tiempo.

Usted dibuja. En un mundo regulado por la tecnología digital eso es casi una rebelión...

Hago también fotos y vídeos digitales. Adoro la tecnología digital. Entre otras muchas ventajas, nos ha ayudado a que el procesado de las imágenes sea mucho más fácil. Dicho esto, siento que la tangibilidad del dibujo y sus trazos visibles, su laboriosa manufactura, hacen que se trate de una técnica única, de un material casi precioso.