Con el disco que está paseando ahora por España, Playa de invierno se llama, quiere explicarnos «la melancolía que cualquier artista siente sentado en un lugar así viendo pasar las olas». Y es que, en realidad, sus canciones, esta explicación sobre su disco, son metáforas de cómo ve él la vida.
¿Y cómo la ve? Sencillamente, como un espacio de tiempo lleno de dificultades, pero donde todavía hay motivos para la alegría y la bulería de una guitarra y una buena voz. «De eso no se cansa uno nunca, por muy mal que vengan las cosas», afirma. De lo que sí está muy cansado es de que le confundan con un grupo, porque su nombre artístico haga referencia a un concepto plural. Casi no hay entrevista en la que en algún momento no lo repita por si acaso. Ya le pasó una vez y lo cuenta con gracia: «Estoy a punto de salir al escenario en un programa de televisión y de repente oigo “con todos ustedes, el grupo El Barrio”, así me presentaron, y luego voy y salgo yo solo», dice. Y añade que «a más de uno y de dos en el público le daba la risa».
Sin embargo, de alguna manera no se equivocaba: El Barrio es un tío solo que se sube al escenario, pero en su música y sus letras hay una mezcla de mucha gente que le ha ido enriqueciendo durante estos años que lleva de músico. Al final, Figuereo, él solo, parece un barrio entero.
* Hoy, en el Cuartel de Artillería. Calle Cartagena. A las 22.00 horas. Entrada, 15 euros.
Salió de un barrio...
Como muchos artistas, sus raíces familiares se hunden en un barrio andaluz donde no había muchas oportunidades. Él las encontró en la música, y a ellas –y a su talento– se agarró con fuerza para no soltarse del tren. El éxito ha venido con mucho esfuerzo para este currante de la música.
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