Durante 2005 se condenó a muerte a 5.186 personas en 53 países.

La organización advirtió que estas cifras son aproximadas debido al secretismo que rodea a la pena de muerte.

Muchos gobiernos, como el de China, se niegan a publicar estadísticas oficiales completas sobre las ejecuciones, mientras que el de Vietnam ha llegado a declarar "secreto de Estado" las estadísticas e informaciones sobre la pena capital.

"No es un freno a la delincuencia"

"La pena de muerte no constituye un freno especial contra la delincuencia. En lugar de confiar en el control ilusorio que proporciona la pena de muerte, los gobiernos deben centrarse en la elaboración de medidas efectivas contra la delincuencia", señaló Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional.

De hecho, sigue intensificándose la tendencia en favor de la abolición: el número de países que llevan a cabo ejecuciones se ha reducido en un 50 por ciento durante los últimos 20 años.

Dos países donde se ha abolido la pena de muerte son México y Liberia.

En México, sin embargo, fue una abolición formal: La pena capital estaba prevista para los culpables de delitos de traición a la patria en guerra extranjera, parricida, homicida, salteador de caminos, piratas y delitos graves de orden militar, pero nunca fue aplicada en la historia reciente del país iberoamericano.

China, el verdugo gigante

China es un caso totalmente opuesto: Ahí se lleva a cabo casi el 80 por ciento de todas las ejecuciones.

Una persona puede ser ejecutada hasta por 68 delitos, incluidos algunos que no implican violencia, como el fraude fiscal, malversación de fondos y delitos de drogas.

Además, las ejecuciones en el gigante asiático podrían tener una macabra dimensión económica. La Sociedad de Transplantes Británica denunció ayer que las autoridades chinas venden los órganos de los ejecutados para ser usados en transplantes.

Incluso, según la sociedad, algunas ejecuciones se han adelantado para adaptarse a las necesidades del comprador del órgano o del paciente que lo necesita.

Amnistía Internacional ha recibido informes sobre ejecuciones a bordo de "furgonetas móviles de ejecución" con la asistencia de personal médico, encargado de extraer los órganos de los cadáveres de los ejecutados con la mayor rapidez.

Según la organización, en 2005, unas 1.770 ejecuciones habían sido llevadas a cabo en China. Pero hay fuentes que elevan el número real de ejecuciones a cerca de 8.000.

Estados Unidos, especialista

Estados Unidos tal vez sea el país más especializado en aplicar la pena de muerte. Treinta y ocho de los 50 estados y el Gobierno Federal la permiten.

Los métodos van desde la horca hasta la electrocución y la ejecución por gas. El método más extendido es la inyección letal.

Este método fue puesto en tela de duda en febrero de este año. La ejecución del reo Michael Morales, de 46 años, fue suspendida por los jueces tras la negativa de dos anestesistas a estar presentes en la ejecución.

En diciembre del año pasado, EEUU ejecutó al reo número mil desde que la pena de muerte fue reinstaurada en 1976. Era Kenneth Lee Boyd, un veterano de la guerra de Vietnam de 57 años condenado por el asesinato de su esposa y su suegro.

Ese mes también fueron ejecutados Stanley Tookie Williams, que había sido propuesto para el premio Nobel, y Clarence Ray Allen, un prisionero de 76 años, ciego, sordo y enfermo.

Pero ha habido casos diferentes: dos condenados a muerte quedaron en libertad en 2005 después de que aparecieran pruebas de su inocencia. Una ejecución incluso fue suspendida en enero de este año cuando el reo tenía ya la inyección letal en el brazo.

El país también ha prohibido la ejecución de menores después de haber sido el "líder mundial" en esta práctica.

Los principales países en el ‘ranking’ de ejecuciones 2005:

Españoles condenados a muerte

Paco Larrañaga en Filipinas. La Presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal, conmutó la pena de muerte al filipino español Paco Larrañaga por cadena perpetua. Sin embargo, aún hay que esperar a que el proceso esté totalmente terminado en las instancias judiciales filipinas para que el perdón sea efectivo.

Pablo Ibar en EEUU. Desde que fue condenado en el 2000 está en el corredor de la muerte de la Penitenciaría de Starke (Florida). El 9 de marzo 2006 el Tribunal Supremo de Florida confirmó la condena.