El Institut Valèncià d'Art Modern (IVAM) inaugura la exposición 'La totalidad imposible', en la que el artista portugués Rui Macedo (Évora, 1975) exhibe una instalación integrada por 125 "pinturas cortadas", cuyos límites van más allá del espacio tradicional y que pretenden ofrecer una metáfora de la "imposibilidad de abarcar la universalidad de la creación pictórica".

Así lo ha explicado en rueda de prensa el propio autor, que ha presentado los detalles de esta muestra, la primera que realiza en un gran museo español, junto a la directora del IVAM, Consuelo Ciscar.

En este trabajo, realizado expresamente para el centro de arte valenciano, Rui Macedo aborda por primera vez en su carrera el reto de desafiar la colocación habitual de la pintura en el espacio. Así, el espectador que visite el IVAM hasta el próximo 8 de septiembre encontrará un amplio conjunto de obras —cuyos marcos están también pintados— y que aparecen inacabadas sobre un llamativo fondo rojo, partidas y colocadas en puntos inusitados de la sala, como a ras de suelo o en las esquinas, a modo de bisagra.

Una pintura de gran formato colocada en medio de la galería da la clave para entender la exposición, ya que los motivos que aparecen en ella se repiten de forma fragmentada o con estudiadas variaciones en el resto de piezas. Asimismo, durante el recorrido el artista plantea al público un juego sobre la historia de la pintura con guiños a los grandes genios del pasado, como Caravaggio, Tintoretto. Un ejemplo es una obra en la que el creador portugués aparece autorretratado a imitación de una famosa obra de Durero.

"Son todos ellos autores que me interesan porque me han enseñado una visión nueva de la pintura y porque incluían pequeños trucos en la ejecución de sus obras", ha explicado Macedo, que defiende que hay que tener la "humildad" de reconocer que la obra de los maestros también fue arte contemporáneo. "Solo hay que ponerla en su contexto", pide.

La muestra —fruto del convenio de colaboración entre el IVAM y la Fundación Luis I de Cascais— presenta además el atractivo de poder contemplarse de dos formas. Por una parte, como una instalación, una sola creación, en la que las diferentes escenas se comportan "como los miembros de un equipo de fútbol: cada uno tiene su capacidad pero todos juegan por una misma cosa". Pero también es posible percibir cada obra de manera individual, por lo que el autor incidió en que los cuadros tuvieran su propio "raciocinio", ha explicado el autor.

Rui Macedo ha cedido al IVAM un libro de artista único en el que propone hasta tres maneras diferentes de montar esta exposición. De igual modo, ha anunciado que va a donar al museo una versión reducida de la instalación —de entre 20 y 25 piezas— con el fin de que "no pierdan la complicidad que se ha creado entre ellas".

Vocación romántica

Por su parte, Consuelo Ciscar ha destacado que Macedo "pertenece a ese linaje de creadores con vocación romántica, por lo que sus obras ponen de relieve lo que no se puede explicar con palabras".

Ha añadido que, mediante un lenguaje que mezcla el naturalismo y la alegoría, el pintor "retrata e interpreta escenas de una naturaleza cotidiana con un estilo muy propio bajo una atmósfera cautivadora y secreta que envuelve cuidadosamente al elemento pictórico".

Con motivo de la exhibición se ha editado un catálogo que reproduce las obras expuestas y reúne textos de Salvato Telles de Menezes, comisario del proyecto, Rui Macedo, Ema M., José María Parreño y Consuelo Ciscar.