Una joven denuncia a una empresa de autobuses por la muerte de su mascota

  • Marta C. viajaba con su hurona Juliette en el interior de un autobús.
  • La hurona se escapó mientras Marta dormía y el animal fue desalojado del vehículo, porque los viajeros creyeron que era una rata.
  • Por circunstancias poco claras, el animal falleció y Marta ha denunciado a la empresa de autobuses; esta alega que la chica cometió varias negligencias.
Juliette, la hurona fallecida
Juliette, la hurona fallecida
Marta C.
Juliette, la hurona fallecida

Marta C. repasa mentalmente desde hace semanas qué hizo mal el 26 de junio, qué detalle se le escapó. Aquel día Marta viajaba con su novio desde Madrid, en un autobús de la empresa ALSA, con dirección a Almuñécar. Iba a pasar unos días en la playa y decidió llevarse a su mascota, una pequeña hurona de un año llamada Juliette, que había adoptado hace un mes y medio y que se había comido, entre vacunas y visitas al veterinario, gran parte del sueldo que gana como dependienta de una tienda en Madrid, y con el que se paga sus estudios  de Publicidad y Relaciones Públicas en Segovia.

Como siempre que viajaba, Marta metió a Juliette en su trasportín y la subió con ella al autobús. El sueño venció a Marta y se quedó dormida, con los auriculares puestos. Su novio, a su lado, también dormía. Por motivos que Marta no se explica y a los que todavía da vueltas, el animal escapó del trasportín, con la mala fortuna de que se dejó dentro, enganchado, el collar que lo identificaba a ojos de los demás como un animal doméstico y con dueño.

Un pasajero de un asiento contiguo, al otro lado del pasillo, descubrió a Juliette y, alarmado, avisó al conductor, quien, tras parar el vehículo, sacó al animal de la cabina justo en el momento en el que Marta despertaba. "Pregunté qué pasaba, por qué parábamos y un chico me dijo que su padre había visto una rata. Até cabos y salí corriendo hacia la parte delantera gritando que no se trataba de una rata sino de Juliette, pero era tarde porque el conductor ya había arrancado. Le pedí, por favor, que parara, que me bajara para recogerla, pero prosiguió la marcha", cuenta Marta a 20minutos.es.

Catorce kilómetros más tarde el conductor paró en una vía de servicio para hacer el cambio de turno con un compañero y Marta, tras acordar con su novio que él se quedaría dentro del vehículo para hacerse cargo de las maletas, se bajó del autobús y se quedó en una estación de servicio, esperando que alguien pudiera acercarla al lugar donde su hurona había quedado abandonada. Un madrileño la recogió y la condujo hasta Juliette, que yacía muerta. "No estaba aplastada, ni atropellada, pero estaba muerta, ¿cómo puede ser eso?", se pregunta.

La joven ha presentado una denuncia ante la Guardia Civil y una reclamación a Alsa. Quiere que su caso "se sepa, que la gente conozca lo que ha pasado". Ha puesto el caso en manos de un abogado, pero todavía no ha decidido si pedirá una compensación económica.

Un animal "aparentemente salvaje"

Por su parte, la empresa de autobuses Alsa ya ha contestado a la reclamación de la joven y, aunque "lamenta profundamente lo ocurrido", defiende la actitud del conductor, que actuó "dando prioridad a la seguridad del pasaje". "El conductor hizo lo correcto . Alertado por el pasaje, y tras preguntar, sin obtener respuesta, de quién era el animal, optó por parar convenientemente el vehículo para que el viajero que lo había visto y que lo tenía entre las manos lo sacara al exterior", explican desde la compañía.

En cuanto a que el conductor se negó a parar para dejar bajar a la chica, explican que "la normativa de circulación lo prohibe por motivos de seguridad (viajaban por la A-44 y la parada se realizó a la altura de Guarromán, Jaén). Un conductor no puede parar donde quiere, sino donde debe", y enfatizan el hecho de que la chica fue negligente, primero, "por introducir un animal a bordo, algo que está prohibido por la Ley de Transporte, que dice todos los animales deben viajar en los trasportines en la bodega y solo se permite el acceso a la parte de arriba a los perros lazarillo, información que es pública e incluso consta en las condiciones generales de los billetes"  y, segundo, "por descuidarse en su deber de custodia, ya que se durmió, no vio que el animal se escapaba y no oyó que el conductor preguntaba por el dueño, ya que iba con los cascos puestos". Además, continúan, el hurón es un animal "aparentemente salvaje", que causó "confusión y alarma en parte de los viajeros. Piensa lo que podría haber provocado un animal corriendo suelto en un autobús". "Ella fue", insisten, "la que cometió la ilegalidad",

A Marta no le sirven estas explicaciones. "El hurón no tiene nada de salvaje, como demuestra el hecho de que pudieran cogerlo sin resistencia", dice,  y niega que el conductor preguntara por la procedencia del animal. Aunque confiesa que no vio al conductor sacar al animal del vehículo, prosigue con su denuncia. Asegura que desconocía que no se pudieran subir animales a la cabina del autobús, pero que, de haberlo sabido, no se la hubiera llevado de viaje, porque le hubiera parecido "cruel" que Juliette fuera en la bodega.

De momento no se plantea volver a tener otra mascota.

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