Repitieron curso, nadie apostaba por ellos... y triunfaron en sus carreras profesionales

  • La Evaluación General de Diagnóstico del Ministerio de Educación asegura que "no existen expectativas de mejora en los resultados del alumnado repetidor".
  • Los psicopedagogos advierten de los riesgos de "clasificar a los alumnos" y de condicionar con ello su trayectoria académica y profesional.
  • Tres repetidores 'de éxito' nos cuentan su experiencia desafiando estadísticas.

Sergio trabaja como fotoperiodista y se ha licenciado en dos carreras. Gonzalo tiene un máster en administración de negocios (MBA) y es el director general de una empresa. Manuel se convirtió en el empleado español más joven de Microsoft con tan solo 18 años. Todos ellos comparten un rasgo común: pocos profesores hubieran apostado un duro por su futuro laboral hace unos años.

Sergio, Gonzalo y Manuel, que repitieron al menos un curso durante su formación básica, desafían las estadísticas del Ministerio de Educación, según las cuales "no existen expectativas de mejora en los resultados educativos del alumnado repetidor". Así lo señalan las conclusiones de la Evaluación General de Diagnóstico 2010 del Ministerio de Educación, realizada entre 29.154 estudiantes de 2º de ESO de toda España. Un informe que considera que el 17% de los alumnos de ESO presentan un rendimiento bajo e insuficiente para afrontar su futura vida laboral.

Los datos, en la línea del último Informe PISA, inciden en una realidad preocupante: el sistema educativo no es capaz de 'rescatar' a muchos de los alumnos que repiten. Y el porcentaje de alumnos repetidores sigue manteniéndose muy elevado, tanto que algo más de la cuarta parte de los jóvenes españoles no alcanza los objetivos programados para la educación obligatoria a la edad teórica que les corresponde.

Manuel Montilla. Fichó por Microsoft con 18 años.

Manuel MontillaManuel Montilla es una de las excepciones a la regla. Con tan solo 18 años se convirtió en el español más joven en ser contratado por Microsoft y en el segundo a nivel internacional. Manuel recuerda que sus notas, sin llegar a ser malas, nunca fueron brillantes. Con intención de que mejoraran, sus padres lo trasladaron de colegio en 2º de ESO. Pero los objetivos no se cumplieron. "Tenía las hormonas alborotadas, no me apetecía estudiar y me quedaron cinco o seis asignaturas, con lo que tuve que repetir el curso", recuerda. Al año siguiente, el centro le asignó "la clase de los conflictivos, con todos aquellos que no estudiaban y daban problemas. "Eso terminó de desmotivarme", asegura.

Manuel siempre ha sido un apasionado de la informática. Con apenas 5 años empezó a trastear con el ordenador de su padre, un modelo 486, y desde entonces no ha parado de investigar. Primero fue con la programación y, cuando Internet llegó a su casa, con las páginas web. Con apenas 15 años comenzó a ganar sus primeros ingresos creando y posicionando sus propias páginas web. Ello, unido a la desmotivación que sentía en el instituto, fue el último empujón que lo llevó a abandonar los estudios. "Estaba ganando dinero y no le veía utilidad a los estudios", resume.

Con 17 años comenzó a trabajar en una empresa de marketing on line y con apenas 18 fue reclutado por Microsoft. "He llegado a entrevistar a gente con dos carreras", comenta con humildad, admitiendo que a pesar de su falta de titulación nunca le han faltado las ofertas laborales. Ahora, con 22 años, Manuel es responsable de redes sociales del grupo Prisa, se considera "una persona muy afortunada" y no descarta retomar los estudios en un futuro.

Sergio González. Se licenció en dos carreras.

Sergio González.Sergio González lleva más de una década trabajando como fotoperiodista para distintos medios de comunicación. También en este caso su gran pasión se ha convertido en su medio de vida. Con solo 12 años a Sergio le aconsejaron que repitiera 7º de EGB tras suspender dos asignaturas. "Los profesores me empezaron a decir que no valía para estudiar y yo dejé de tener motivación para hacerlo", asegura Sergio. "Una profesora de inglés, que me puso un 4,5, me aseguró que con ella no tenía nada que hacer", asegura. Tanto fue así, que repitió 7º y 8º de EGB y se vio obligado a cambiar varias veces de centro hasta que sus padres le dieron un ultimátum: "o espabilas y estudias o te pones a trabajar".

Optó por lo primero, y con contundencia: aprobó Selectividad y se matriculó en Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, donde obtuvo varias matrículas de honor y le concedieron una beca Erasmus. Su experiencia en el colegio le impulsó a estudiar además una segunda carrera, Psicopedagogía. Ahora, lo tiene claro: "Todos valemos para estudiar. Hay que motivar al alumno, no ponerle trabas. Lo fácil es decir que uno no vale para estudiar y relegarle a la última fila". Como psicopedagogo, Sergio continúa observando deficiencias en la metodología educativa. "Hay que dejar de ingerir contenidos para vomitarlos el día del examen, eso no sirve para nada y es algo que todavía se mantiene", sentencia.

Gonzalo Ibáñez. Fundó su propia empresa.

Gonzalo Ibáñez"Yo no entendía por qué tenía que estudiar. No lograba comprender para qué servían todos aquellos conocimientos que tenía que recitar de memoria", confiesa Gonzalo Ibáñez. El hoy director general de Kanlli, una empresa especialista en Servicios de Marketing Interactivo que él mismo fundó, recuerda su mala experiencia como estudiante: repitió 8º de EGB y COU, y a punto estuvo de matricularse en este último curso por tercera vez. "El profesor de Química me llegó a decir que era idiota", asegura.

Gonzalo no superó la Selectividad, pero se marchó un corto periodo a Inglaterra a estudiar inglés. Tras ello probó suerte en EE UU, donde se graduó en Publicidad y Relaciones Públicas con una mención de honor. "Hasta que no llegué allí no comprendí para qué servía lo que me querían enseñar", afirma. Después de trabajar varios años al otro lado del Atlántico, regresó a España, donde cursó un máster en administración de negocios (MBA). Actualmente dirige su propia empresa, Kanlli, con cerca de una treintena de personas a su cargo.

Los riesgos de "colocar etiquetas"

Los psicopedagogos y orientadores insisten en que son múltiples y muy variados los factores que pueden desembocar en el fracaso escolar de un alumno: la falta de motivación, la desestructuración del núcleo familiar, un cambio de amistades… Por ello, "lo último que hay que hacer es poner la etiqueta de 'fracasado'".

Para Juan Miguel Sala Sivera, presidente de la Asociación Castellano-Leonesa de Psicología y Pedagogía, la problemática es clara. "Con demasiada frecuencia hacemos pronósticos de los alumnos que pueden determinar su progreso", subraya, advirtiendo del riesgo de "colocar etiquetas". "Con ellas se puede condicionar toda la trayectoria académica y por extensión laboral de una persona", previene el psicólogo.

La mayor parte de los psicopedagogos coinciden en señalar la necesidad de que se produzca un aprendizaje significativo, aquel en el que los docentes crean un entorno de instrucción en el que los alumnos entienden lo que están aprendiendo y son capaces de transferir el conocimiento adquirido a las necesidades de la vida cotidiana.

"Actualmente la Educación Secundaria trabaja cada vez menos a nivel de contenidos y se centra más en competencias y adquisición de destrezas aplicables en la vida diaria", explica a este respecto Andrés González, psicólogo de la Educación y docente en el IES From Marítim de Barcelona. "El sistema memorístico no es malo siempre que se aplique en su justa medida, hay contenidos que necesariamente se tienen que memorizar", precisa.

Pero... ¿Qué se puede hacer para combatir el alto índice de fracaso escolar existente en España? Para Juan Miguel Sala la solución pasa por "programas de diversificación curricular que integren menos alumnos por aula y una reducción y agrupamiento de asignaturas con contenidos comunes". "Con una atención más personalizada al alumnado se puede promocionar al máximo sus potencialidades", concluye.

"El análisis de Educación refleja la necesidad de que se produzca una individualización y una personalización de la enseñanza, de que cada alumno reciba una educación adaptada a sus propias necesidades", resume. Algo que en el día a día sigue sin ser una realidad.

Mientras, cada vez son más los expertos que cuestionan la utilidad de repetir curso, un mensaje que ya ha calado en el ministerio de Educación. "Hay que repensar seriamente las repeticiones. Repetir para hacer lo mismo no sirve de nada, no es más que una vía muerta hacia el fracaso", asegura el secretario de Estado de Educación, Mario Bedera.

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