Millicent Patrick: la mujer detrás del monstruo

La silenciada creadora de algunos de los más icónicos monstruos clásicos de Universal.
Millicent Patrick: la mujer detrás del monstruo
Millicent Patrick: la mujer detrás del monstruo
Millicent Patrick: la mujer detrás del monstruo

Guillermo del Toro, fan declarado de las películas de monstruos de los años cincuenta, fue el primero en dar con la pista al hablar de ella. Su película La forma del agua es claramente deudora, entre otras cintas, de La mujer y el monstruo. Otro director que le debe mucho a ese cine y a esa cinta en concreto es Steven Spielberg y su Tiburón, también deudora de El monstruo de la laguna negra (título original). Aquel monstruo era creación de una desconocida llamada Millicet Patrick. 

Su verdadero nombre era Mildred Elizabeth Fluvia di Rossi y llegó a pertenecer a la aristocracia. ¡Era baronesa de Polomara! Su amante más famoso y duradero, eso sí, fue el actor George Tobias, conocido por la famosa serie Hechizada. Tobias apareció en películas de la Warner como Yankee Doodle Dandy, junto a James Cagney, Sargento York, con Gary Cooper, y Música y lágrimas, junto a James Stewart.

No era Millicent de clase obrera que digamos. Su padre, Camille Charles Rossi, fue sin ir más lejos, el superintendente de la construcción de la famosa mansión de William Randolph Hearts, el famoso magnate de la prensa sensacionalista al que Orson Welles dedicaría su polémica ópera prima Ciudadano Kane.

Millicent Patrick: la mujer detrás del monstruo

Millicent nació en El Paso, Texas, y tanto profesores como familiares vieron pronto que era una niña con dotes especiales y realmente brillante. Ya a los 14 daba conciertos de piano y enseguida se decantó por su gran pasión: la pintura y el dibujo. Y por alguna extraña razón, y sobre todo por una machista razón, el estudio Universal ocultó que la creadora de algunos de sus monstruos (entre ellos el hombre anfibio de La mujer y el monstruo, de 1954 o los mutantes de cabezas gigantes de Regreso a la Tierra, de 1955) era una mujer.

Igual que Tim Burton, entró a trabajar de animadora en los estudios Disney (fue en 1940, el año en el que el estudio del ratón estrenaba su obra más ambiciosa e intelectual: Fantasía). Millicent se convirtió en una de las primeras mujeres animadoras de la compañía. Y destacó enseguida.

Lo más curioso de esta mujer “invisible” y de su gran talento es que también pasó algunos castings para aparecer en series y películas. Y nos referimos a aparecer, pero no a ser recordada en los títulos de crédito. Es el caso de famosas películas como Caravana de mujeres, El mundo en sus manos, Candilejas, La pradera sin ley, El árbol de la vida o El loco del pelo rojo. Por fin fue acreditada en las series Roy Rogers, Ramar of the Jungle, It´s a Great Life, Espejo del destino, The Restless Gun, Lawman y Laramie.

Tras años en Disney, Millicent logró un contrato en Universal Pictures. En este estudio se fijó en ella Bud Westmore. Un tipo interesantísimo el señor Westmore. Fue muy conocido por sus obras en los maquillajes de la serie Star Trek, ganó nueve Emmys, el Oscar por Máscara y lo mejor de todo: trabajó nada menos que para la CIA creando kits de maquillaje para los espías en misiones en el extranjero. El caso es que este genio del maquillaje vio las ilustraciones de Millicent, quedó admirado ante ellas y la introdujo en el mundo del diseño de efectos especiales para el cine.

Millicent Patrick: la mujer detrás del monstruo

Otra figura clave en la carrera de Millicent es el productor William Alland, amigo de Orson Welles que había empezado en el cine nada menos que poniendo la voz en el noticiario (el famoso News on the March) de la antes citada Ciudadano Kane. Alland, que fue productor de series B como Tarántula, viajaba por el Amazonas y allí le contaron la leyenda de una criatura que era parte humana y parte pez. ¿Les suena? Sí, es La forma del agua. Emocionado, Alland llamó a Westmore para que diseñara el monstruo, tenían una película que todo el mundo querría ver. Así, Westmore llamó al escultor Christ Mueller y a Millicent. Ahí empezó la leyenda.

Tras muchos diseños y tres presentaciones, Alland dio luz verde a lo dibujado por Patrick, que llegó a crear retoques con pintura sobre el propio cuerpo del actor, pintando sombras y escamas. Crear al famoso monstruo costó 12.000 dólares de la época. Pero Patrick no solo se especializó en el mundo del terror o el fantástico. También realizo el maquillajes de bárbaros y mujeres bárbaras en Atila, rey de los Hunos, de Douglas Sirk y con Jack Palance de protagonista.

Millicent murió hace 20 años y sin que nadie la reconociera. Quizás sea hora de hacerlo.

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