Circularon por las calles de las capitales valencianas entre adoquines y caballos, cruzaron campos transportando personas y finalmente los coches y el tiempo los arrinconaron hasta caer en desuso. Acabaron en unas naves industriales de Torrent, los antiguos talleres del trenet, el ferrocarril de vía estrecha que comunicó Valencia con otros municipios durante décadas.

Se trata de 66 trenes con un enorme valor patrimonial e histórico que Ferrocarrils de la Generalitat (FGV) tiene bajo su custodia. Algunos vehículos superan los 120 años de antigüedad, como el coche de viajeros C-4, fabricado en Bélgica en 1888 para la línea que unía Onda con el Grao de Castellón.

La mayor parte de esta colección está compuesta por ferrocarriles de vía métrica y tranvías, aunque también se conservan elementos tales como relojes de las antiguas estaciones, cornetas, centralistas y mobiliario histórico.

El principal objetivo de la empresa pública es mantener un control sobre la colección, al tiempo que se realiza un mantenimiento y conservación de los trenes "para transmitir su conocimiento y disfrute a las generaciones venideras", según FGV.

Esta faceta divulgativa pasa por la creación de un futuro Museo del Transporte de la Comunitat Valenciana, cuyos fondos estarían en gran medida formados por esta colección. Las dificultades económicas por las que pasan las arcas de la Generalitat impiden, en el corto plazo, su creación. De momento, estas joyas históricas deberán aguardar bajo sus lonas tiempos mejores.

Labores de conservación

Las actuaciones de los técnicos que intervienen en los talleres de Torrent pasan, además de por la limpieza de las instalaciones, por la fumigación de los vehículos, el mantenimiento de la seguridad y la vigilancia periódica para evitar  la temida carcoma.

La catalogación del material histórico incluye también otras localizaciones donde se hallan unidades de FGV, como estaciones, los propios talleres o la ciudad de Alicante.

Al margen de la acumulación de fondos propios o heredados, el legado histórico ferroviario se va agrandando con nuevas adquisiciones, como el caso del anteriormente mencionado tren Onda-Grao de Castellón.

Se trata de un tren de madera con balconcillos delantero y trasero en el que cabían 16 pasajeros sentados. Eran tan antiguos, de 1888, que se iluminaban con lámparas de aceite. Una auténtica joya.

Las antiguas unidades de la L1, grafiteadas

Alrededor de una treintena de las antiguas unidades retiradas hace un par de años de la línea 1 de Metrovalencia permanecen en las afueras de los talleres de FGV en Torrent. Como estas instalaciones cayeron en desuso, los vagones han sido víctimas de los grafiteros, que los han cubierto de pintura. Estos trenes fueron adquiridos por Vossloh para su posterior venta a otros países, y están pendientes de ser restaurados por esta empresa.