Los archivos del 'apostol del LSD' ya son de propiedad pública

  • La Biblioteca de Nueva York compra más de 300 cajas de material de Timothy Leary
  • Es un fondo documental único sobre los años sesenta y setenta, cuando el psicólogo, gurú de la conciencia expandida y político era una figura central de la contracultura.
  • El material del profeta lisérgico será catalogado y estará disponible para consulta en un máximo de dos años.
Cartel electoral de Timothy Leary cuando optó a gobernador de California en 1969. Fue derrotado por Ronald Reagan
Cartel electoral de Timothy Leary cuando optó a gobernador de California en 1969. Fue derrotado por Ronald Reagan
Cartel electoral de Timothy Leary cuando optó a gobernador de California en 1969. Fue derrotado por Ronald Reagan

Timothy Leary (1920-1996) fue uno de los personajes cruciales de la contracultura, la revuelta de los años sesenta y setenta que si bien no cambió demasiado el estatus del poder y la dominación, sí contribuyó al despertar de las conciencias, la caída de algunos prejuicios y tabúes y el inicio de debates sociales que todavía están en marcha en nuestros días.

Dos visiones contrarias pueden dar una idea concisa pero potente de la importancia del doctor en Sicología por Berkeley y profesor de Harvard que lo dejó todo para predicar las bondades del LSD.

Siendo presidente de los EE UU, el político ultraconservador Richard Nixon calificó a Leary como "el hombre más peligroso de América". Para el escritor William S. Burroughs, una de las mentes más preclaras del siglo XX, Leary era "un verdadero visionario del potencial de la mente y el espíritu humanos".

635.000 euros, recuperables con donaciones

Se opte por una u otra opinión parece indiscutible la importancia de Leary y, por ende, loable la decisión de la Biblioteca Pública de Nueva York de comprar los archivos del apostol del ácido, que pasan así a ser patrimonio de los ciudadanos de los EE UU. La institución ha pagado 900.000 dolares, unos 635.000 euros, a los herederos de Leary. Esta cantidad será recuperada, dicen, con las donaciones privadas que ayudarán a financiar la catalogación de los archivos.

El material ocupa 335 cajas de embalaje. Hay manuscritos, ensayos y reflexiones inéditos (algunos de gran extensión), una copiosa correspondencia (mantuvo contacto epistolar contínuo con, entre otros, Aldous Huxley, Alan Watts, Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William S. Burroughs y Ken Kesey), notas previas para los más de 30 libros y 400 artículos y estudios que Leary publicó en vida, 300 cintas de vídeo, otras tantas de audio, todo el material de las organizaciones de las que formó parte el activista contracultural, centenares de fotos...

Los responsables de la biblioteca confían en que la revisión y catalogación del material, que ya han iniciado, no supere los dos años de trabajo. A partir de entonces, el archivo de este personaje histórico fundamental estará a disposición del público y los investigadores.

"Timothy Leary fue, sin género de duda, una de las figuras más controvertidas de esta época, quizá de todo el siglo XX. Fue una figura polarizadora en un momento de conflictos generacionales, un importante contrincante para el status quo. Quizá su más duradero mantra sea: 'cuestiona la autoridad, piensa por ti mismo', que sigue siendo válido", ha declarado Michael Horowitz, estudioso de la obra de Leary .

Autor de uno de los libros básicos de la contracultura (The Politics of Ecstasy, sin traducir al español) y de una maravillosa autobiografía (Flashbacks), Leary predicó la ingesta de LSD como método de liberación personal y medio a través del cual era posible subvertir el orden. Su eslogan más conocido resumía la estrategia: "Turn on, tune in, drop ut" (algo así como "enciende, sintoniza y a tu bola").

Del 'ácido' a la colonización espacial

Perseguido por las autoridades, que le enviaron a la cárcel en varias ocasiones, llegó a presentarse como candidato a gobernador de California en 1969 con el lema Come Together, Join the Party (todos juntos, unámonos a la fiesta). En las dos últimas décadas de su vida siguió consumiendo drogas sicotrópicas en privado, pero no haciendo apostolado del viaje. Cambió de recomendación y optó por la colonización espacial como objetivo deseable.

En 1990 sufrió una severa depresión tras el suicidio de su hijas. Desde ese año se rodeó de una cohorte de jóvenes admiradores, entre ellos los actores Johnny Depp, Susan Sarandon, Dan Aykroyd y Winona Ryder.

Murió a los 77 años tras combatir durante dos con un cáncer de próstata. Quemaron sus cenizas y enviaron unos gramos en un satélite de la empresa Celestis, que vende entierros espaciales.

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