La Comisión Europea (CE) cuenta con recaudar en 2020 hasta un 40% del presupuesto comunitario a través de los dos nuevos instrumentos que ha propuesto: la tasa a las transacciones financieras y un nuevo IVA comunitario, según han asegurado este jueves fuentes comunitarias.

La intención del Ejecutivo comunitario es que ambas herramientas estén en vigor como muy tarde en enero de 2018, explicaron estas fuentes, que reconocieron, sin embargo, que las negociaciones con los gobiernos europeos pueden resultar complicadas. Según los cálculos preliminares de la Comisión, Europa podría obtener a través de la tasa sobre las transacciones financieras que plantea alrededor de un 22% de su presupuesto.

Mientras, la nueva fórmula que defiende para que entre un 1% y un 2% de la recaudación del IVA estándar vaya directamente a las arcas europeas en sustitución del complejo cálculo actual podría financiar hasta un 18% del gasto comunitario. Actualmente, la UE obtiene una parte del IVA que recaudan los países, lo que supone en torno a un 11% del presupuesto.

Con estas dos nuevas herramientas, más los ingresos aduaneros que ya percibe, Europa estaría en disposición de reducir las aportaciones nacionales a los presupuestos hasta que representen únicamente un 40% del total.

Todos los cálculos, sin embargo, están pendientes de las propuestas definitivas de Bruselas, que han de llegar en los próximos meses y que, por ejemplo, deben fijar qué transacciones financieras están cubiertas y con qué base impositiva.

En el caso del IVA, fuentes de la Comisión han insistido en que no supondrá un esfuerzo para los ciudadanos, pues no será un impuesto que se sume a los ya existentes, sino un distinto reparto del actual. "Seria un malentendido creer que el nuevo IVA gravará al consumidor", ha señalado un alto responsable comunitario, que ha recordado que en realidad los ciudadanos pagarán lo mismo y verán como se reduce su contribución al presupuesto europeo, en la medida en que el IVA permitirá reducir las aportaciones nacionales que se financian con los impuestos de cada país. Todas estas ideas deben ser ahora debatidas por el Parlamento Europeo y los Estados miembros, que en varios casos ya han expresado su oposición.