Muere Harlan Ellison, el guionista que revolucionó la ciencia-ficción en TV (y fuera de ella)

Entre los aficionados a la ciencia-ficción, el escritor y crítico Harlan Ellison era conocido por tres cosas. La primera, por ese mal carácter que le granjeó pocos amigos entre sus colegas. La segunda, su condición de tardón irredimible a la hora de entregar textos o editar antologías. Y la tercera, haber firmado algunos de los mejores guiones del género para series como Star Trek, La hora de Alfred Hitchcock, Más allá del límite y Babylon 5. Ellison, que ha muerto hoy a los 84 años, le hacía plena justicia a la tópica descripción de "una persona de contrastes".

Ganador de cuatro premios del Sindicato de Guionistas (más ocho Hugo y tres Nebula por su trabajo literario), Ellison le debía la mayor parte de su fama en TV a un guion del que, irónicamente, él renegaba. Se trata de La ciudad al borde de la eternidad (1967), penúltimo episodio de la serie original de Star Trek. Concebido por Ellison como una enmarañada historia de paradojas temporales, incluyendo un romance del capitán Kirk (William Shatner) con una trabajadora social (interpretada por Joan Collins), el capítulo fue severamente alterado por el productor Gene Roddenberry y otros. Insatisfecho con la desaparición de su mensaje antibélico, así como de sus referencias a las drogas, Ellison respondió firmando el libreto con seudónimo ("Cordwainer Bird", una broma a costa del también escritor Cordwainer Smith) y enemistándose con todos los participantes, incluyendo Shatner y Roddenberry. En 2009, aún mosqueado, el escritor demandó a los productores de la serie por impago de derechos.

Antes y después de ese incidente, Harlan Ellison dejó huella con muchos de sus otros trabajos. Sin ir más lejos, su guion Soldier (para un capítulo de Más allá del límite) parte de una premisa bastante similar a la de la primera Terminator, con lo que Ellison acabó juzgando oportuno demandar a James Cameron. Otro episodio de la misma serie, Demon With A Glass Hand, fue adaptado (sin acreditar al autor) por Chicho Ibáñez Serrador en Historias para no dormir, aunque ahí, que sepamos, la cosa no acabó en los tribunales.

Ellison impulsó la creación de una serie de ciencia-ficción (The Starlost, 1973-1974) que pasó sin pena ni gloria. Llegados los 90 tuvo más suerte con Babylon 5, en la que trabajó como asesor y firmó los argumentos de dos capítulos. Por otra parte, tampoco debemos olvidar que su trabajo llegó a la gran pantalla: firmó el guion de El Oscar (1966) y su relato Un muchacho y su perro, influyente (y deprimente) muestra del género postapocalíptico, se convirtió en el largometraje 2024: Apocalipsis nuclear, con Don Johnson como protagonista.

Autor durante años de una temida columna de crítica televisiva (elocuentemente titulada La teta de cristal), Ellison dejó también una importantísima huella en el mundo literario, considerándosele uno de los padrinos de la ciencia-ficción experimental con sus antologías Visiones peligrosas (el tercer volúmen de las cuales prometió durante décadas, pero no entregó jamás) y con relatos como '¡Arrepiéntete, Arlequín!' dijo el Señor Tic-Tac y No tengo boca y debo gritar. El escritor, de hecho, firmó el guion de una adaptación de este último cuento en forma de videojuego (1995) en la cual además trabajó como actor de voz, interpretando el adecuado papel de un ordenador sádico y genocida. Seguramente la mejor suma de su carácter ha aparecido hoy en el Twitter de Stephen King: "No había nadie como él en la literatura de EE UU, y jamás lo habrá", sentencia el novelista. "Iracundo, gracioso, elocuente y con un montón de talento. Si hay otra vida, Harlan ya estará en ella, buscando bronca y anotando nombres".